Resistencia turística liderada por mujeres Kichwa como alternativa a la minería de oro en la Amazonía ecuatoriana

Margot Tjolle estudió una Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo en la Universidad de Copenhague. Para su tesis de maestría, realizó trabajo de campo en la comunidad de Serena junto con sus dos compañeros de investigación, Filippo De Rossi y Marie Eenens. Decidieron colaborar y vivir con Yuturi Warmi para llevar a cabo un proyecto de investigación que tenía como objetivo entender cómo las comunidades en peligro pueden construir alternativas a la minería y el extractivismo.

En los últimos años, la Amazonía ecuatoriana ha sido cada vez más impactada por el flagelo de la minería de oro, tanto ilegal como “legal”. Sin embargo, las minas operadas por empresas oficiales a menudo también son consideradas ilegales por las poblaciones locales, ya que ingresan notoriamente a sus territorios sin su consentimiento previo, libre e informado, y operan sin permisos ambientales.

Los impactos negativos de la minería de oro industrial comienzan con la deforestación y la contaminación del suelo y los ríos por los productos químicos tóxicos utilizados en el proceso de extracción, predominantemente mercurio. Además de destruir la valiosa biodiversidad de la selva amazónica, la contaminación trae consigo una serie de problemas de salud para las comunidades que dependen del agua del río para sobrevivir, como enfermedades de la piel y cáncer. La contaminación del suelo impide que crezca cualquier cosa, poniendo en peligro sus granjas agroforestales orgánicas, una parte vital de sus vidas y culturas indígenas. La minería también sabotea otras fuentes de ingresos más amigables con el medio ambiente, como el turismo, ya que la tierra y los ríos contaminados ya no son atractivos para el ojo extranjero. Otro impacto importante a mencionar es el aumento de la inseguridad y la delincuencia que la mina trae a las comunidades, ya que la falta resultante de oportunidades educativas o económicas genera alcoholismo, prostitución, abuso de drogas y tráfico.

“Sí, a veces me enojo, porque estas empresas mineras quieren entrar en nuestro territorio, quieren dañar el agua, especialmente el agua que es nuestra vida. El agua es para que los niños se bañen, para cocinar y para que nosotros bebamos. Al entrar, los mineros quieren dejar bien dañados los árboles de madera. En nuestro territorio, para sembrar yuca, plátano, también estarán muy dañados cuando arrojen productos químicos. Y por eso, nosotras, las mujeres de aquí, de esta comunidad de Serena, nos mantenemos firmes. Nos mantenemos firmes para que no entren. Por eso nos convertimos en la asociación Yuturi Warmi”. – Corina de Yuturi Warmi

Yuturi Warmi es la primera guardia liderada por mujeres indígenas en la provincia de Napo, en la Amazonía ecuatoriana. Yuturi Warmi se traduce directamente como “mujer conga”, siendo “conga” una especie de hormiga considerada guerrera en la cultura Kichwa. Las hormigas conga son pacíficas hasta que su territorio es amenazado: si una presencia no deseada se acerca a su nido, se unen y muerden al intruso para defenderse. Más de 40 mujeres Kichwa dedican su vida diaria a resistir la entrada de minas en sus tierras. Utilizando la Justicia Indígena – lanzas, chiles, tabaco y ortigas – como armas, detienen a los mineros que intentan entrar en la comunidad de Serena, una de las últimas áreas donde la minería de oro no ha infiltrado ni contaminado sus ríos, suelos y cuerpos. También patrullan regularmente la zona y elaboran productos artesanales tradicionales como joyería de cuentas, bolsas tejidas y cerámicas, como fuente adicional de ingresos. Junto con el apoyo de sus familias, marchan en diversas protestas para crear conciencia de que sí existe una alternativa al destructivo camino de desarrollo que promueven las compañías mineras.

“En otros lugares o en otras comunidades nos dicen que la minería trae dinero. Y si hay algunas familias que recurren a la minería y venden sus tierras, es por la falta de dinero, por necesidad.” – Leila de Yuturi Warmi

Desafortunadamente, las precarias condiciones económicas en las que viven muchas comunidades, junto con la falta de oportunidades, las obliga a aceptar arrendar o vender sus tierras a las minas por la escasa promesa de un beneficio económico a corto plazo. Es crucial que las comunidades tengan los medios para construir fuentes alternativas de ingresos a la mina, que no pongan en peligro su futuro. En otras palabras, es vital que las comunidades practiquen su derecho a decir no a proyectos extractivos en sus territorios y su derecho a decir sí a su forma de vida elegida y su relación con su entorno.

“Para el futuro de Yuturi Warmi, siempre hemos hablado de enfocarnos en el turismo comunitario. Porque si hacemos turismo comunitario, podemos traer extranjeros para que conozcan y respeten nuestro territorio, conozcan nuestros ríos, nuestras cascadas, nuestras montañas… Y también para dar trabajo a los estudiantes. Aquí a nuestros graduados de secundaria no les dan trabajo a menos que tengan 2-3 años de experiencia. Y si no tienen una educación de tercer nivel, no tienen trabajo. Entonces, hacer turismo comunitario nos ayudaría mucho porque nuestros hijos pueden ser guías de la selva, guías de rafting, chefs. Así que hay trabajo aquí en el territorio y no tienen que emigrar. Ese es nuestro sueño, ese es nuestro futuro. Y con eso, resistir más porque hay gente que nos va conociendo.” – Elsa de Yuturi Warm

Como menciona la presidenta de Yuturi Warmi, su sueño es desarrollar un proyecto turístico comunitario. La comunidad imagina construir una cabaña en la orilla del río Jatunyacu, en su tierra comunal. También desean crear un jardín botánico alrededor de la cabaña, donde plantarían diferentes plantas medicinales y tradicionales y las etiquetarían, en un esfuerzo por conservar y compartir sus conocimientos. En esta tierra ya comenzaron a construir un espacio techado dedicado a la práctica del Wayusupina, una ceremonia tradicional de té matutino importante en la cultura Kichwa amazónica. Planean terminar la construcción de este sitio para tener un espacio donde puedan celebrar y practicar diferentes aspectos de su cultura, así como simplemente reunirse con los huéspedes. Además, la cabaña serviría como lugar de venta de su joyería y artesanías tradicionales hechas a mano. Este proyecto les proporcionaría una fuente alternativa de ingresos a la destructiva minería de oro, lo que no solo les ayudaría a luchar contra el extractivismo, sino también a compartir su cultura con los visitantes.

Sin embargo, este sueño colectivo no es una tarea pequeña de lograr. Una vez que se recauden los fondos necesarios para desarrollar los planes, comprar los materiales y construir el proyecto, los esfuerzos deben ser continuos para garantizar que la cabaña prospere. Aparecen diferentes desafíos al introducir el turismo como una fuente alternativa de ingresos. El turismo puede verse como una actividad extractiva que ejerce presión sobre el medio ambiente natural y puede hacer que las comunidades locales dependan de otro sector económico volátil. Por lo tanto, es crucial garantizar que el proyecto turístico sea sostenible y esté basado en las necesidades de la comunidad. Por ejemplo, un proyecto turístico sostenible a pequeña escala significa números limitados, lo que significa ganancias financieras limitadas para apoyar las actividades relacionadas. También es importante que las mujeres y la comunidad en sí mantengan la propiedad del proyecto. Aunque las inversiones externas pueden ayudar a financiar el proyecto, también pueden transferir el control a otras manos, como las agencias de viajes. Se podría implementar un sistema de monitoreo para garantizar la sostenibilidad continua del proyecto y responder a los problemas emergentes de manera oportuna. La sobreactuación y la “venta” de la cultura y prácticas Kichwa para entretener al ojo extranjero también pueden verse desde una lente crítica. La línea es delgada entre los beneficios que compartir y reproducir prácticas culturales pueden tener para la preservación del conocimiento indígena, y su exageración hasta estándares irreales que podrían proporcionar una imagen estereotipada y romantizada de la comunidad. Finalmente, dado que el área está rodeada de actividades mineras ilegales, es necesario evaluar las preocupaciones de seguridad, ya sea con respecto a la contaminación del agua o las posibles tensiones con grupos a favor de la minería en la región.

Un proyecto turístico de resistencia comunitaria, bien respaldado financieramente e informado, no solo permitiría a las mujeres de Yuturi Warmi y a la comunidad de Serena lograr su sueño de autosubsistencia y protección territorial, sino también asegurar su resiliencia y adaptabilidad frente a estos desafíos.

Los estudiantes comenzaron un crowdfunding para apoyar a Yuturi Warmi en sus primeros pasos hacia el desarrollo de su proyecto de turismo comunitario soñado. Sus contribuciones apoyarán a la organización en su lucha contra las minas por la protección de su territorio y de la selva amazónica. Los fondos recaudados se destinarán a la construcción de una cabaña turística, un jardín botánico y una tienda de artesanías tradicionales.

Enlace a la colecta de fundos: https://whydonate.com/en/fundraising/Yuturi-Warmi
Para cualquier consulta, contáctanos a: margot.tjolle@hotmail.com

Actualización: Las amenazas contra la familia de Don Wilder continúan…

Anteriormente, compartimos la triste noticia de que Johan Ferney Aguilar González fue asesinado el 3 de septiembre. Un día después su padre, don Wilder Antonio Aguilar Rodríguez, interpuso una demanda contra la multinacional canadiense Mirandagold por amenazas dirigidas contra él y su familia. Wilder es el líder social de la Vereda Santa Filomena, una comunidad del pueblo de Falan, en Colombia, que se opone a la minería en su hábitat y que actualmente intenta detener los trabajos de exploración de la multinacional en su territorio mediante procedimientos legales. 

Hasta ahora no se han presentado cargos contra nadie por el asesinato. La investigación sigue su curso, pero los habitantes de Santa Filomena tienen claro quién está detrás. En una entrevista con Luis Carlos Barrero, voluntario de nuestro socio Comité Ambiental en Defensa de la Vida de Tolima, Wilder habla del impacto del asesinato en su familia y su comunidad, que por supuesto, es enorme. Su familia está destrozada por el dolor y hay mucho miedo en la comunidad y mucho más allá. Pero a pesar de todo, Wilder sigue luchando por un futuro mejor para su comunidad. Vea la entrevista aquí:

Entrevista Wilder

Por si todo esto fuera poco, Wilder volvió a enfrentarse a graves amenazas. Su familia sigue sin estar tranquila. Está claro que el gobierno colombiano no está haciendo lo suficiente para proteger a los defensores del medio ambiente y de los derechos humanos. Junto con nuestros socios, exigimos a las autoridades nacionales y al presidente Petro que tomen medidas urgentes para proteger la vida de Wilder y su familia.

En Falan, como en otras partes del país, defender el propio territorio se ha convertido en una actividad de alto riesgo. La gente apenas puede salir de sus casas y se siente constantemente insegura. Sin embargo, el derecho a la vida y a defender el propio territorio frente a amenazas externas son derechos humanos. El estado colombiano tiene el deber de proteger estas libertades de todxs lxs colombianxs. Lee aquí la denuncia de nuestros socios y su exigencia de justicia tras las nuevas amenazas: Comunicado a la opinión pública.

¿Te gustaría contribuir?

Juntos, fortalecemos a las comunidades en sus luchas locales y construimos alianzas que garanticen una lucha unida para proteger su derecho a decir no a la minería en la región andina.

VICTORIA EN LA CONSULTA POPULAR POR EL CHOCÓ ANDINO EL 20 DE AGOSTO 2023

Texto escrito por Danila Andagoya y Gregory Jiménez – RJCA – septiembre 2023

Ha triunfado la consulta sobre la prohibición de la minería metálica en el Chocó Andino en los comicios electorales efectuados el pasado 20 de agosto en el Cantón Quito. Esta victoria representa un enorme significado y una gran alegría para los defensores y defensoras de la naturaleza, derechos humanos, así como del patrimonio natural y cultural. La protección del Chocó ha obtenido cerca del 70% de los votos de la población del cantón Quito en favor de la conservación para la prohibición de extracción minera.

La Red de jóvenes del Chocó Andino – RJCA, es un actor de base conformado por más de 50 jóvenes líderes mujeres, hombres y personas diversas que habitamos este territorio. Llevamos trabajando desde el año 2016 en temas fundamentales para el fortalecimiento del territorio y estamos muy felices por los resultados que se han obtenido de manera democrática. Este logro ha sido posible gracias al derecho de la consulta popular en la que hemos sido partícipes desde sus inicios: durante meses hemos ofrecido todo tipo de ayuda de manera desinteresada a lxs defensorxs que han vigilado en los puntos de resistencia, informando dentro y fuera del territorio sobre los acontecimientos y avances en torno al proceso de Quito Sin Minería. También hemos participado en marchas, plantones, y hemos ayudado a recolectar firmas en apoyo a la realización de la consulta. Además hemos acompañado en las veedurías ciudadanas para la validación de firmas, creando murales alusivos a la importancia por la conservación y socializando con la gente sobre la consulta popular casa dentro.

Concluída la Consulta Popular y sus resultados favorables para los derechos de la naturaleza  tanto para el Chocó Andino como el Yasuní, todavía tenemos un gran reto.

El colectivo RJCA, como habitantes del Chocó Andino, tenemos que exigir el cumplimiento de las normas legales que prohíben la actividad extractiva en el Chocó Andino de Quito. En línea con nuestros ideales queremos fortalecer formas de vida sostenibles como el turismo regenerativo, la agroecología, la producción de alimentos como el café, la caña panela, etc. Con ello generamos economías creativas que no vulneren el derecho a la conservación del agua, suelo, bosque, fauna y seres humanos y que estén apegadas a nuestra realidad territorial de la Reserva de Biosfera Chocó Andino y el Bosque Modelo Chocó Andino. Estas diferentes alternativas traerán más empleos a largo plazo, fortalecerán el tejido social, mejorarán la calidad de vida de los habitantes y del ecosistema, darán acceso a la educación, crearán identidad, arraigo y conciencia ambiental. Sobre todo, fomentan el respeto a la opinión democrática expresada en las urnas el 20 de agosto de 2023 en la consulta para el cantón Quito para la prohibición de la minería metálica en el Chocó Andino (Calacalí, Gualea, Nanegal, Nanegalito, Nono, Pacto) y en la consulta nacional para la prohibición de la extracción petrolera en el Bloque 43 ITT del Parque Nacional Yasuní en la Amazonía ecuatoriana.

Defense of the indigenous Colombian human rights

El impacto del Acuerdo de Escazú sobre el derecho a decir no en América Latina

Este artículo presentará y explicará brevemente cómo el Acuerdo de Escazú puede repercutir positivamente en el derecho a decir no. Para entenderlo mejor, empezaremos explicando de dónde viene, sus características únicas, sus objetivos, los derechos que otorga y su vínculo con nuestra campaña “El Derecho a Decir No” en Catapa vzw.

El Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, Participación Pública y Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, también llamado Acuerdo de Escazú fue adoptado el 4 de marzo de 2018 y entró en vigor el 22 de abril de 2021. En el seno de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la ONU con 24 Estados Signatarios y 14 Partes entre ellos (Colombia, Ecuador y Bolivia).

Defense of the indigenous Colombian human rights

CIDH- ddhh indigenas Colombia _1039” por Comisión Interamericana de Derechos Humanos licencia bajo CC BY 2.0 .

El acuerdo de Escazú es bastante singular por tres razones: en primer lugar, es el único acuerdo jurídicamente vinculante procedente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río +20); en segundo lugar, es el primer tratado de la región en materia de medio ambiente; y en tercer lugar, es el primer tratado del mundo que incluye disposiciones sobre los defensores de los derechos humanos en materia de medio ambiente”. 

El principal objetivo del acuerdo es cumplir los objetivos del principio 10 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, que establece que:

“El mejor modo de tratar las cuestiones medioambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados al nivel que corresponda. En el plano nacional, cada persona tendrá acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre materiales y actividades peligrosas en sus comunidades, y la oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados facilitarán y fomentarán la concienciación y la participación del público haciendo que la información esté ampliamente disponible. Se proporcionará un acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, incluidas las vías de recurso y reparación”

De este modo, el acuerdo lucha por “el derecho de las generaciones presentes y futuras a vivir en un medio ambiente sano y a un desarrollo sostenible“.

 

¿Cómo se relaciona con el Derecho a Decir No?

El Derecho a Decir No representa “el derecho fundamental de las comunidades no sólo a participar en los planes y a ser informadas sobre ellos, sino también, en caso de que los resultados de los procesos de negociación no sean satisfactorios, a decir finalmente “No” a las propuestas”. Esta noción esencial no sólo amplifica las voces de las comunidades y las sitúa en una posición más equitativa, sino que también presiona a las empresas para que respeten los conocimientos indígenas y el derecho consuetudinario. El derecho a decir “No” a la minería es, por tanto, también el derecho a decir “Sí” a una vida autodeterminada y proporciona a las comunidades un instrumento concreto para idear su propio modelo de desarrollo mediante procesos de base y el derecho desde abajo”. 

Este derecho se ha construido sobre el principio del Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI), que permite a los pueblos indígenas otorgar o no su consentimiento a proyectos que puedan afectarles a ellos o a sus territorios.

En consonancia con este concepto, el Acuerdo de Escazú es un valioso mecanismo jurídico regional para apoyar el ejercicio del Derecho a Decir No en América Latina y el Caribe, debido al reconocimiento y protección de los derechos de acceso que otorga, como el derecho de acceso a la información ambiental, el derecho de participación pública en el proceso de toma de decisiones ambientales y el derecho de acceso a la justicia en materia ambiental.

¿Qué implican estos derechos en el acuerdo? 

 

Derecho a la información

El derecho de acceso a la información ambiental comprende el acceso a la información relevante de los proyectos siguiendo el principio de máxima divulgación, lo que significa que las personas pueden solicitar y recibir información de las autoridades competentes sin tener que demostrar ningún interés o razón particular, lo que representará la oportunidad para que los particulares, ONGs y asociaciones de estar informados en cada una de las etapas de negociación de los proyectos mineros les permita actuar antes de que las autoridades tomen cualquier decisión definitiva sobre los terrenos.

También implica el deber de las partes firmantes del Acuerdo de Escazú de facilitar este acceso a la información ambiental a las personas o grupos en situación de vulnerabilidad mediante la implementación de procedimientos que les asistan y asesoren en la preparación de sus solicitudes hasta la obtención de una respuesta que garantice el ejercicio de este derecho en igualdad de condiciones. Esto significa que la Administración prestará la asistencia y el asesoramiento jurídico necesarios a las personas que, dada su situación particular, no dispongan de los conocimientos o recursos económicos para presentar las solicitudes por sí mismas pero quieran participar en estos procesos.

People painting a mural against mining No a la Mineria” by somos2013 is licensed under CC BY 2.0 .

También incluye en qué circunstancias se permite a los Estados denegar la información solicitada y las condiciones aplicables para la entrega de la información aportando transparencia y claridad sobre los fundamentos jurídicos, límites y excepciones para ejercer este derecho. El acuerdo de Escazú también pide a las partes la designación de instituciones imparciales que supervisen el cumplimiento de las disposiciones y normas establecidas en el mismo. Este derecho supondrá un enorme cambio con respecto a los procedimientos actuales, en los que la mayoría de las veces se niega regularmente la información medioambiental a las personas o autoridades, haciéndola demasiado complicada para que la entiendan personas no implicadas en los proyectos.

 

Derecho a la participación

El derecho a la participación pública en el proceso de toma de decisiones ambientales implica la creación de mecanismos de participación abiertos e inclusivos siguiendo los marcos normativos nacionales e internacionales, destinados a incluir al público desde las primeras etapas de los proyectos y actividades en materia ambiental, como los procesos de concesión de permisos ambientales, revisiones, reexámenes o actualizaciones. Cualquier aspecto de interés público, como la ordenación del territorio, políticas, estrategias, normativas, etc. Y exige a las partes firmantes la difusión de las decisiones tomadas y cómo se consideraron las observaciones del público para llegar a las decisiones.

Gracias al Acuerdo de Escazú, a partir de ahora, el público tiene derecho a supervisar e involucrarse en los proyectos desde el principio, lo que representará no más sorpresas feas e inesperadas para las comunidades y la sociedad sobre el destino de sus tierras. A partir de ahora, sus voces deben ser escuchadas y tenidas en cuenta, y los Estados tendrán que demostrar cómo se incluyeron las recomendaciones y decisiones del público a la hora de tomar las decisiones.

 

Derecho de acceso a la justicia 

El derecho de acceso a la justicia en materia ambiental, exige a las partes firmantes adecuar su legislación interna con garantías de respeto al principio del debido proceso, implementando mecanismos judiciales y administrativos que permitan al público impugnar y apelar cualquier decisión, acción u omisión que afecte el ejercicio de los derechos de acceso o cuando cualquier decisión, acción u omisión pueda afectar el medio ambiente o pueda representar una violación a las leyes y reglamentos relacionados con el medio ambiente.

Como ya se ha mencionado, uno de los aspectos más destacados del acuerdo son sus disposiciones relativas a los defensores de los derechos humanos en asuntos medioambientales. Ya que es el primer acuerdo vinculante en el mundo que exige garantías de seguridad y un entorno propicio para las personas, grupos y organizaciones que trabajan promoviendo y defendiendo los derechos humanos en materia medioambiental.

En este aspecto, el acuerdo insta a la aplicación de medidas adecuadas y eficaces para intervenir oportunamente en la defensa, protección y promoción de todos los derechos de los defensores de los derechos humanos en materia medioambiental, incluyendo “su derecho a la vida, a la integridad personal, a la libertad de opinión y expresión, de reunión y asociación pacíficas, y a la libre circulación, así como su capacidad para ejercer su acceso”. 

Por último, el acuerdo fomenta la aplicación de sus disposiciones a través de la creación y el fortalecimiento de las capacidades nacionales de las partes para tomar medidas, es decir, para formar a las autoridades, los funcionarios públicos, los funcionarios judiciales, las instituciones nacionales de derechos humanos, los juristas y el público en general en los derechos de acceso reconocidos por el acuerdo, y reconocer el papel vital que desempeñan las asociaciones, organizaciones y grupos para sensibilizar al público en los derechos de acceso.

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¿Cuál es el futuro del Acuerdo de Escazú?

Aunque el proceso de ratificación de este ambicioso acuerdo ha sido lento, dada la falta de voluntad política de las partes firmantes, el acuerdo de Escazú representa un hito para el ejercicio del Derecho a Decir No ya que proporciona un antecedente legal regional en América Latina y el Caribe en el reconocimiento de los derechos de acceso por el cual las comunidades, grupos e individuos pueden decir no a los proyectos mineros y proponer alternativas a los mismos. 

El acuerdo de Escazú tiene un largo camino por delante y muchos obstáculos que superar antes de convertirse en un hito sólido para la protección de los derechos de acceso de las comunidades, algo que no puede hacer solo. Por ello, el trabajo ahora es darlo a conocer a la opinión pública, promover su ratificación por más estados y monitorear su implementación con el objetivo de dotar a las comunidades de más mecanismos legales para ejercer su derecho a decir no al actual sistema económico destructivo y fomentar el reconocimiento de los derechos de acceso y promover su ratificación para aquellos estados que aún están pendientes de hacerlo y monitorear su implementación en aquellos estados que ya lo ratificaron.

En Catapa vzw, queremos seguir promoviendo el Derecho a Decir No a la minería y el Derecho a Decir Sí a una forma de vida sostenible donde las comunidades puedan determinar y controlar las decisiones relacionadas con sus territorios. Por ello, queremos mostrar nuestro apoyo a la ratificación e implementación del Acuerdo de Escazú, dados sus valores compartidos con nuestra campaña RTSN, donde nuestra lucha por un futuro mejor sin minería continúa hasta que nuestras voces sean escuchadas.

Este artículo ha sido escrito por la Catapista Laura Carvajal.

Bibliografía

“Chetillanos rechazan proyecto minero”. Copyright: CONACIPE

Proyecto minero Colpayoc: ¿Oro o agua? El último acceso al agua potable en Cajamarca

El viernes 7 de mayo, en la Plaza de Armas de Cajamarca, comunidades y organizaciones sociales, entre ellas el Frente de Defensa Ambiental de Colpayoc, convocaron a una conferencia de prensa denunciando y rechazando el proyecto minero Colpayoc, propiedad de una minera canadiense que se impulsa en la provincia de Chetilla. Líderes comunales y defensores del medio ambiente de toda la provincia denuncian que no están siendo incluidos ni escuchados en el proceso, y saldrán a las calles a defender sus territorios.

“Chetillanos rechazan proyecto minero”. Copyright: CONACIPE

Protesta Diciembre 2022 contra el proyecto minero Colpayoc. “Chetillanos rechazan proyecto minero”. Derechos de la foto: CONACIPE.

La provincia de Chetilla es la más pobre, y una de las últimas zonas de indígena quechuahablantes que quedan en la región de Cajamarca. Según la ficha técnica del proyecto realizada por la propia empresa minera Colpayoc S.A.C, alrededor del 83% de la población de la zona de impacto gana menos de 300 S (unos 75 euros) al mes. Además, el 33% de la población no ha terminado la escuela primaria y el 13% es analfabeta. Evidentemente, se trata de una comunidad extremadamente vulnerable a la explotación por parte de las empresas mineras y el aparato estatal, que prometen puestos de trabajo y desarrollo económico, siempre y cuando sacrifiquen su derecho al agua potable para sus hijos y los animales de los que dependen.

Delegation of JASS (Service and Sanitation Management Board) Ronquillo protesting Colpayoc, Press Conference in the Plaza De Armas, Cajamarca 7th May 2023. Source: CATAPA

Delegación de JASS (Junta Administradora de Servicios de Saneamiento) Ronquillo protestando Colpayoc, Conferencia de Prensa en la Plaza De Armas, Cajamarca 7 de mayo 2023. Derechos de la foto: CATAPA.

El impacto de Colpayoc podría ser catastrófico para las comunidades no sólo situadas en las inmediaciones de la mina, sino también para las que viven cerca. El 30% de la ciudad de Cajamarca, unos 150,000 ciudadanos, depende de los ríos que nacen en las cabeceras de cuenca Crisnejas y Jequetepeque para obtener agua potable

El mayo pasado 27 personas murieron en el incendio de una mina de oro en Arequipa. A nivel mundial la extracción minera de oro es responsable del 38% de las emisiones de mercurio, lo que provoca enfermedades debilitantes a largo plazo entre los trabajadores de las minas y las poblaciones locales que viven en sus proximidades.

Photo of the La Esperanza gold mine, Arequipa, Peru where 27 miners died in a fire this May 2023. Source: AFP

Foto de ‘La Esperanza’, mina de oro, Arequipa, Perú donde 27 mineros murieron en un incendio este mayo 2023. Derechos de la foto: AFP.

CATAPA apoya el Derecho a Decir No (Right To Say No) de las comunidades de Colpayoc. Para resolver la crisis climática, debemos buscar e implementar soluciones justas que trabajen en armonía con las comunidades y el planeta. No podemos seguir sacrificando nuestro derecho al agua potable y aire respirable por los beneficios de unas pocas multinacionales mineras empeñadas en extraer el máximo beneficio a toda costa, mientras que destruyan nuestras comunidades y formas de vida.

COLPAYOC NO SE EXPLOTA, COLPAYOC SE DEFIENDE



Asesinan a un defensor del medio ambiente en Colombia: ¡exigimos justicia!

Lamentamos compartir la noticia del asesinato de Johan Ferney Aguilar González. Aguilar era un defensor del medio ambiente colombiano y también el hijo de Wilder Antonio Aguilar Rodríguez,quien es un líder social y defensor del medio ambiente en el barrio de Santa Filomena, municipio de Falan, Colombia.

Johan Ferney fue asesinado el 3 de septiembre, horas después de una audiencia pública en la Agencia Nacional de Minería, donde tanto él como su padre estaban presentes entre otras 700 personas. En la audiencia pública su padre hizo una denuncia pública sobre las amenazas de muerte que había recibido relacionadas con la resistencia contra el proyecto minero de Miranda Gold.

Este trágico suceso es un ataque directo contra quienes han luchado incansablemente por defender sus derechos y sus tierras frente a los intereses de las empresas que operan en la región. Este acto es una amenaza para lxs defensorxs del territorio y de los derechos humanos y una advertencia para todos aquellos que se oponen a los intereses de los poderes corporativos.

Exigimos justicia junto a nuestros socixs colombianxs:

  • Exigimos que se desarrolle una investigación imparcial sobre este acto de violencia, para que no quede impune.
  • Exigimos a las autoridades ambientales, especialmente a la Agencia Nacional de Minería, la sanción a toda actividad minera hasta que se den garantías de paz y protección a toda la comunidad.
  • Hacemos un llamado urgente a las autoridades locales, regionales y nacionales para que brinden protección y seguridad a los líderes y lideresas comprometidxs con la lucha por la justicia y la protección de su territorio frente a los poderosos intereses económicos.
  • Solicitamos a la comunidad internacional que exija al Gobierno Colombiano la protección de la vida e integridad personal de los líderes y comunidades que resisten para proteger sus territorios.
  • Exigimos el respeto de los derechos humanos y la seguridad de quienes se dedican a la defensa de sus comunidades y de la tierra que les pertenece.

CATAPA sigue el caso de Falan desde hace tiempo Lee
aquí más sobre Falan, donde las empresas mineras multinacionales (entre ellas Miranda Gold) están explorando la región para comenzar con sus proyectos mineros a gran escala, mientras que lxs defensorxs del medio ambiente se están levantando para proteger sus tierras. Como se describe en este artículo centrado en Falán, las amenzas la muerte son una práctica común utilizada por las multinacionales mineras para obligar a una comunidad a cumplir con sus planes. Nos perturba y entristece que estas amenazas de muerte hayan ido seguidas del asesinato real de Johan Ferney. Con su muerte, el pueblo de Falan sufre la enorme pérdida de un miembro de su familia y de su comunidad. Les enviamos nuestros pensamientos y nuestra fuerza.

campaign mural by Pamela Pinto

Declaración en apoyo y defensa de las consultas populares del Chocó Andino y Yasuní

CATAPA, un movimiento Belga que apoya a las comunidades afectadas por la minería en la región de los Andes, celebra las rotundas victorias de las consultas populares en Ecuador que tuvieron lugar el 20 de agosto de 2023, eventos sísmicos que demuestran un camino a seguir para la democracia popular y la defensa de la naturaleza para las futuras generaciones en toda Sudamérica y el mundo.

En un hecho sin precedentes, el pueblo de Quito votó contundentemente, con un 68% en las cuatro preguntas, a favor de proteger el Chocó Andino de la minería metálica. Al hacerlo, la población de Quito reconoció la importancia de la reserva de la biosfera del Chocó Andino, conocida como “el pulmón de Quito”, que sustenta la vida en la capital y más allá. La popularidad de la campaña Quito Sin Minería demuestra el apoyo a una visión alternativa para la zona, basada en la interdependencia, el respeto y la vida en armonía con la naturaleza a través de una economía solidaria de agroecología y ecoturismo. 

El éxito del referéndum del Yasuní, con un 59% de los votos, es el resultado de más de diez años de lucha de organizaciones, colectivos, y activistas como Yasunidos a lo largo de tres gobiernos para celebrar una consulta popular sobre la protección del parque nacional frente a la extracción de petróleo, tras el fracaso de la iniciativa Yasuní-ITT en 2013. 

El Yasuní es una de las zonas con mayor biodiversidad del planeta, y el hogar de los Waorani, así como de los Tagaeri y Taromenane, las dos últimas poblaciones indígenas que viven en aislamiento voluntario en Ecuador. Como resultado de la consulta, la empresa petrolera Petroecuador tendrá un año para terminar la extracción de petróleo y salir de la zona. Con esta victoria, el pueblo ecuatoriano prepara el camino para la defensa popular de nuestro planeta contra el cambio climático, un camino que todxs debemos seguir.

Es innegable que ambas consultas populares giraron en torno a una visión alternativa de la organización de la sociedad ecuatoriana y de su relación con la naturaleza. Sería un error creer que los referendos sólo lucharon por el derecho democrático del pueblo a decir “No” y rechazar el extractivismo. En realidad, las campañas también lucharon por su Derecho a Decir “Sí” al Chocó Andino y al Yasuní; a proteger tradiciones, culturas, alternativas economías y formas de vida en armonía con la naturaleza que han existido mucho antes de que las corporaciones multinacionales entraron en estas áreas en contra de su voluntad con una propuesta de “desarrollo y progreso” que es incapaz de sostener la vida.

Como CATAPA, reconocemos que la lucha para proteger el Chocó Andino y el Yasuní no termina con los resultados de las consultas populares. El gobierno de Guillermo Lasso debe cumplir con sus obligaciones constitucionales y respetar la voluntad del pueblo ecuatoriano, poniendo en marcha inmediatamente el desmantelamiento de las operaciones en el Bloque 43-ITT, Yasuní. Apoyamos la declaración de Yasunidos y seguiremos de cerca la evolución de la situación.

Seguimos vigilantes para garantizar que la voluntad del pueblo ecuatoriano sea respetada y defendida, y que ninguna empresa minera o petrolera intente entrar en las regiones y reiniciar sus operaciones.

¡QUE VIVA EL CHOCÓ ANDINO Y EL YASUNÍ!

¿Te gustaría contribuir?

¿Te conmueve lo que lees y te preguntas cómo puedes contribuir a esta lucha? Una cosa muy real que puedes hacer hoy es hacer una donación para que se celebre el encuentro Derecho a Decir No en los Andes.

Este encuentro es la sexta edición de la semana de intercambio de organizaciones de CATAPA en otoño de 2023 en Ecuador: se trata de una semana de intercambio de conocimientos, habilidades prácticas concretas y estrategias entre las comunidades afectadas para evitar la entrada de proyectos mineros y hacer frente a los impactos de la presencia de empresas mineras en sus tierras. El encuentro fortalece a las comunidades en su lucha local y forja vínculos y alianzas que garantizan una lucha unida para proteger su Derecho a Decir No a la minería en la región andina.

Campaigners & artists working on a mural © Pamela Pinto
Gold mining

Cómo convencer a un pueblo para que destruya su futuro: un manual de 8 pasos.

En todo el mundo, las multinacionales mineras utilizan estrategias similares para convencer a las comunidades de sus proyectos extractivos y destructivos. ¿Quieres conocer sus secretos? 

Para esto debemos adentrarnos en el conflicto minero que tiene lugar actualmente en el pueblo de Falan (Colombia), donde empresas multinacionales como Anglogold Ashanti están preparando al pueblo para que acepten los proyectos mineros que quieren abrir en sus territorios. Los cuales tendrán un impacto devastador para el medio ambiente, el acceso al agua potable, la agricultura y el potencial actual y futuro del turismo de la región. 

Como pueden imaginarse, es una situación difícil de aceptar para las familias que viven en la región y así como miles de otras comunidades en el mundo, los habitantes de Falan se resisten a los proyectos extractivos propuestos en sus tierras, y por medio de protestas luchan para preservar su derecho al agua potable y a un entorno sano para vivir.

Dado que ninguna persona bien informada aceptaría tener una mina a cielo abierto cerca de su casa y probablemente, haría uso de sus derechos para resistirse a dichos proyectos mineros, no siempre es fácil para las multinacionales expandir sus negocios en otros países. ¡Pero no te preocupes! si tú también eres una multinacional minera con poco ética que no le importa devastar y acabar con las  comunidades locales y las zonas naturales aledañas al lugar donde quieres iniciar tu proyecto minero y deseas impulsar la crisis climática y la injusticia social, no busques más. 

Lee nuestra guía de 8 pasos para aprender como dividir comunidades, provocar conflictos y crear la cantidad de caos necesaria para que tu proyecto minero siga adelante.

 

Paso 1. Inventa un nombre adecuado para tu proyecto destructivo. 

Por razones obvias, es posible que tu empresa ya tenga mala reputación en la región que quieres destruir y esto pueda traerte problemas para iniciar tu proyecto minero. Pero existe una solución rápida: ¡simplemente crea una subempresa con otro nombre! Sí, es tan fácil. 

Anglogold Ashanti está utilizando esta estrategia en toda Colombia, donde muchas comunidades se resisten a que la empresa llegue a sus territorios debido a su reputación en otras regiones. Entonces, en lugar de perder el tiempo especulando sobre lo que esa mala reputación podría causarle a sus nuevos proyectos mineros, crean subempresas, con vínculos jurídicos ambiguos, para iniciar la fase de exploración en las regiones. 

Como es el caso de Falan. En Falan (Colombia), una empresa llamada Miranda Gold está explorando actualmente en dicha región, haciendo agujeros a 200 metros de profundidad en la tierra para comprobar cuales montañas son ideales para la extracción de oro. Una investigación más detallada sugiere que la empresa tiene vínculos con Anglogold Ashanti (y puede que reciba financiación de ésta). 

El juego de nombres no termina ahí. Cada mina tiene un nombre, y para ocultar adecuadamente el terrible impacto que están teniendo, utilizan un nombre que tenga un cierto valor histórico, cultural o medioambiental para las comunidades que se verán afectadas. Con la publicidad adecuada, la gente bebe cualquier veneno.

Lo que siempre funciona es utilizar el nombre de la montaña, el lago o la catarata que serán “sustituidos” por tu proyecto destructivo. Como el proyecto minero de La Colosa, en Cajamarca, que lleva el nombre de la catarata de La Colosa. Así que no necesitas nada de creatividad. Apropiación cultural del nivel más refinado. 

Para otra buena práctica en este campo podemos volver a Falan (Colombia). El pueblo está legítimamente muy orgulloso de su reserva natural llamada Ciudad Perdida, que además de tener hectáreas de hermosa naturaleza y cascadas, alberga las ruinas de dos pueblos mineros del siglo XVI. Es una atracción ecoturística única y famosa en toda la región. 

Lamentablemente, otra empresa que realiza exploraciones para la extracción en esta región (y que ahora ha formado una alianza con Miranda Gold) hace un claro uso de está estrategia para asegurar la continuación de un legado de devastación y eligió el nombre de Lost Cities SAS para obtener licencias para empezar la exploración por minerales valiosos en la zona. Trabajo bien hecho.

 

Paso 2. Pon a las autoridades locales de tu lado

Es importante tener a las autoridades locales de tu lado. Tienen mucho poder e influencia y pueden inclinar los procedimientos legales a tú favor y ayudarte en el camino. Así que no tengas miedo a la corrupción ni a sobornar a los políticos en poder

¿Cómo hacerlo? En primer lugar, es importante entender cómo funcionan los gobiernos federales. El atractivo de una multinacional reside en el neoliberalismo. Esto significa que los países se consideran “pobres y subdesarrollados” o “ricos y desarrollados” en términos de consumo de recursos. Al atraer a las multinacionales de los países “ricos” a los “pobres”, los gobiernos esperan obtener beneficios a través de los impuestos. 

De está forma, sobornan a los políticos locales para que acepten y concedan licencias, pero también para que combatan activamente con amenazas a quienes se oponen a los proyectos (véase el paso 7). Aprovecha de las faltas en la democracia: dado que los políticos tienen un periodo corto de servicio, esto significa que los políticos que aprueban estos proyectos no serán los mismos políticos  que en el futuro tendrán que lidiar con las consecuencias que traen dichos proyectos mineros, como lo son, la escasez de agua, la contaminación y la pobreza.

Punto importante: asegúrate de no dejar ningún rastro o documento que pueda hacerte responsable del impacto de tu proyecto sobre el medio ambiente o los derechos humanos. 

 

Paso 3: Haz todo lo posible para que la ley se incline a tu favor

A veces, tu proyecto minero destructivo puede verse enfrentado a una molesta “legislación” que defiende los derechos de las comunidades a decidir sobre sus tierras, o para proteger el medio ambiente, o algo así. 

Como alguien que no está interesado en ninguna de esas cosas, ahora es el momento de formar alianzas con otras multinacionales. Recoge una cantidad considerable de dinero (cantidad que permitiría restaurar una zona importante de la selva tropical) y págales a tus políticos de bolsillo  para que creen por ti las lagunas legales necesarias para que tu proyecto sea aprobado “legalmente”. (A puerta cerrada, por supuesto – no querrías que el público se enterará de esto).

Tomemos el ejemplo de Colombia. En Colombia, las comunidades tienen el derecho constitucional de organizar referendos y tomar decisiones sobre sus tierras. Gracias a esa ley y a que muchas comunidades defendieron sus derechos, se impidió la realización de varios proyectos mineros. 

Pero gracias a un fuerte grupo de presión minero, en 2018 se tomó la decisión (inconstitucional) de que ya no se puedan organizar estos referendos para proyectos mineros. Porque se trata de una cuestión de interés nacional, que trasciende las apuestas y los intereses de una comunidad local. Tiene que haber zonas de sacrificio para que otros puedan llevar un estilo de vida lujoso. Recuerda: un cabildeo bueno no se basa en la lógica ni en la ciencia. 

También al nivel local suele haber normativas y procedimientos que hay que tener en cuenta para la realización de tu proyecto y, si es necesario, redirigirles en tu beneficio. En Colombia, por ejemplo, todos los municipios tienen un POT (Plan de Ordenamiento Territorial) en el que deciden durante un determinado número de años para qué se puede utilizar su tierra. El POT de Falán, por ejemplo, sólo permite la agricultura y el turismo. Pero por suerte Anglogold tiene sus amigos dentro de la alcaldía (ver paso 2) y actualmente están trabajando en la revisión del plan para que se agregue la minería como forma de uso de la tierra. 

 

Paso 4: ¡Regalos! Simplemente, compra la opinión pública

Regalos. Siempre. Funcionan. Sobre todo en las zonas donde el acceso a la información sobre el impacto de la minería es limitado, por lo que suelen ser las más fáciles de convencer. 

Recuerda que sólo debes hacer regalos que también te beneficien a ti, como promesas de construir mejores carreteras (que tu empresa necesitará para transportar los metales y minerales). Todos salimos ganando. En caso de duda, reparte dinero. 

El refrán dice que “no hay mala publicidad”, así que asegúrate de que el nombre de tu empresa y de tu proyecto se difunde lo máximo posible. Los niños son nuestros futuros líderes, no te olvides de ellos. También son un medio fácil para, a través de su escuela, llegar a familias enteras. 

Mirandagold (¿o deberíamos decir Anglogold? Es difícil distinguir la diferencia) es campeona en la entrega de regalos. En Falan hay registros de campesinos que recibieron machetes, comida y dinero. Incluso crearon un juego especial para los niños de Falan el día de Halloween, ¡a través del cual podían ganar tabletas! Repartieron juguetes con el logotipo de su empresa a los niños a través de la escuela local. Una forma estupenda de hacer más publicidad. ¿Quién dice que el amor no se puede comprar?

 

Paso 5: Crea caos y conflicto, divide la comunidad en dos 

Así que repartió regalos, pero probablemente no se ganó a todo el mundo, ¿verdad? No te preocupes. También puedes aplicar otras estrategias. Ahora el siguiente paso comienza: divide y vencerás. Asegúrate de que haya conflicto entre los grupos de las comunidades. Alimenta ese conflicto. Usa tu imaginación.

En Falan, Mirandagold despidió a 100 empleados al mismo tiempo. Todos ellos, casualmente, eran residentes del municipio y esto ocurrió, casualmente, en un momento en el que las protestas contra el proyecto minero arreciaban. Esta es una buena manera de mostrar a las familias que son muy dependientes del proyecto minero, y para alimentar el resentimiento contra los manifestantes presentados como la causa de los despidos. Y si hay demasiados activistas contra el proyecto, bueno, echa un vistazo al paso número 7. 

 

Paso 6: Prepara bien a la comunidad local para no tener acceso al agua potable en el futuro

El impacto de la minería a gran escala en los recursos hídricos de la región es devastador, y trae consigo escasez de agua debido a la enorme cantidad que se debe utilizar para el proceso de extracción y como consecuencia trae; lagos y ríos secos, contaminación de ríos y aguas subterráneas con metales pesados y sustancias tóxicas, entre otros efectos adversos para el medio ambiente. 

Pero, por supuesto, tener acceso a agua suficiente y limpia es importante para la salud, para la agricultura y para la vida en general. Las comunidades locales no pueden beber oro. Así que si estás planeando privar a una comunidad de agua limpia, el truco está en prepararla con antelación y disimular el vínculo con la minería extractivista. Es un buen momento para fingir de repente interés por el cambio climático y trasladar allí la responsabilidad

Eso es exactamente lo que ocurrió en Falan. Recientemente, diferentes regiones han experimentado una falta de agua de hasta cinco o seis días seguidos. El gobierno local atribuyó la escasez al cambio climático. Lo cual es raro, porque allí llueve casi todos los días, y mucho. 

También es extraño que las empresas que están explorando en la región (y necesitan mucha agua para ello) siguen teniendo agua para sus operaciones, no experimentan los mismos inconvenientes que los habitantes.

 

Paso 7: Las amenazas son disuasivos eficaces.

¿Tienes problemas con esos ecologistas bienhechores que se oponen a tu proyecto de desarrollo? ¿Por qué escuchar cuando las acciones hablan más fuerte que las palabras? 

Amenázalos. Acércate a sus casas y hazles saber que sabes dónde viven. Razona con ellos. Preferiblemente acompañado de un gran grupo de hombres de aspecto intimidatorio. Céntrate en los líderes de la lucha. Asustar a la gente funciona. Especialmente en Colombia, ya que es uno de los países más peligrosos del mundo para los defensores de los derechos humanos. El año pasado fueron asesinados 186, lo que supone casi la mitad del total mundial registrado. 

En Falan, la gente recibió visitas intimidatorias por trabajadores de la empresa minera e incluso amenazas de muerte. Además, ahí el gobierno local pro-minería envió a la policía (y fiel a los pasos anteriores, a pesar del claro beneficio que esto supone para MirandaGold, la falta de rastro en papel hace imposible probar una conexión entre ellos).

 

8. Después del estrago, disfrázalo como una exitosa historia de “crecimiento”.  

Una forma eficaz para retratarte como un héroe implica el uso de un montón de palabras vacías. Describe tu proyecto en términos de “crecimiento” y “desarrollo”. Porque, ¿quién no quiere crecimiento y desarrollo? Esas palabras significan prosperidad, bienestar y empleo, ¿verdad? Eso sí, no menciones nada sobre los desastrosos efectos del crecimiento descontrolado tanto para las personas como para el planeta. Y, obviamente, no debes mencionar que la prosperidad y los ingresos de dicho crecimiento empresarial no están destinados a la comunidad local ni a los países más pobres. Independientemente de cómo se reparta, comunica que obviamente un pastel más grande siempre es deseable. Por cierto, no permita que se enteren de que se libró de pagar la mayoría de los impuestos exigidos a las multinacionales. Y evite mencionar el hecho de que los puestos de trabajo son a corto plazo, mientras que el daño medioambiental es para siempre

 

Ahora depende de ti 

Con estos pasos para el éxito, llevaras a cabo tu gran proyecto minero destructivo en un abrir y cerrar de ojos. ¡Dinos si hay otras tácticas que deberíamos añadir a la lista!

 

¿Has cambiado tu opinión sobre el deseo de un proyecto minero extractivista? Únete con nosotros en la lucha para acabar con ellos.

Corrupción, abuso de poder, amenazas, caballos de Troya, lo que ocurre en Falan (Colombia) ocurre por todo el mundo. 

Pero la resistencia es fuerte. Las comunidades resisten y luchan por un mundo mejor para sí mismas, para sus hijos y para las generaciones futuras. Los habitantes de Falan están dispuestos a pasar a la acción y tienen planes alternativos para el futuro de su pueblo. 

Sigue al Colectivo Ambiental Falan y Frias y a Catapa (website/instagram/facebook)  para actualizarse de la situación en Falan y otras luchas contra las multinacionales mineras. También puedes unirte al voluntariado Catapista y participar activamente en la lucha por una sociedad que respete a las personas y al planeta, por un mundo en el que la minería ya no sea necesaria. 

También hay una nueva campaña lanzada por la Red de Afectados por Anglogold para denunciar y desenmascarar el comportamiento poco ético y violento de la multinacional y exigir que abandone el territorio colombiano. En una serie web llamada ‘Historias Quebradas’ desvelan las malas prácticas y secretos de Anglogold Ashanti en Colombia. Visita su página web y descubre como puedes apoyarles. 


Este artículo es el resultado de un proyecto de investigación realizado por voluntarios del “ Study and lobby group” de CATAPA en colaboración con el Colectivo Ambiental Falan y Frias

Falán: el pueblo de Colombia donde la época colonial vuelve una y otra vez

Perder la lucha contra la minería significaría desplazamiento, muerte… sería volver del revés las montañas. Sería la desaparición de la cultura oral ancestral. Sería poner a mucha gente en un escenario muy malo, gente luchando por su supervivencia, por el lugar donde viven. Sería perder el río Magdalena, sería perder el río Gualí, sería perder especies endémicas: la rana, la orquídea. La gente se quedaría sin nada. La gente, los animales, el bosque… Sería perder… perder… perderlo todo. Perderlo todo.– Osiris Ocampo, Falán –

 

Todo empezó hace unos 400 años, cuando los españoles descubrieron metales valiosos en las montañas de lo que hoy es Falán, un pueblo colombiano de unos 8.000 habitantes. Allí abrieron minas con el objetivo de exportar todo el oro posible a Europa. Estas minas fueron explotadas por la dominación colonial durante cientos de años, tras lo cual siguieron siendo gestionadas por los británicos entre 1890 y 1920. El impacto sobre la comunidad local y la ecología fue similar al que se conoce comúnmente de la minería: contaminación, desorganización social y pobreza. Hay (tristemente) más oro por descubrir en el territorio de Falán. Tres multinacionales esperan iniciar pronto sus proyectos allí. Esta vez mediante minería a cielo abierto, una forma de extracción con mucho más impacto social y medioambiental que los anteriores proyectos de minería subterránea de españoles y británicos. Pero la resistencia es fuerte. Si dependiera de los ecologistas de Falán, estos proyectos no seguirían adelante y la colonización de Falán se detendría ahora mismo.

 

La Ciudad Perdida, recuerdo de la colonización española

Cualquiera que haya oído hablar del pueblo de Falán, situado en el norte de la provincia de Tolima (Colombia), probablemente conozca también su Ciudad Perdida. Se trata de la atracción turística del pueblo, donde se puede descubrir un hermoso pedazo de naturaleza a pie, haciendo tirolina o escalando paredes. Merece la pena visitarlo. 

Aunque el lugar tiene un oscuro pasado. Se pueden visitar las ruinas de las minas de oro y plata de Santa Ana y el pueblo adyacente, que vieron la luz en tiempos de la colonización española en el siglo XVII. El territorio estuvo poblado anteriormente por comunidades indígenas, que fueron expulsadas de sus territorios o empleadas en las minas con la llegada de los españoles. Las minas eran propiedad directa del rey de España, que exigía la ejecución de los proyectos y recibía con los brazos abiertos el oro y la plata extraídos. En Falán, en cambio, tanto la comunidad indígena como un hermoso pedazo de naturaleza fueron borrados del mapa. Este fue el comienzo de un periodo colonial que continúa hoy en día. 

Se fundó el pueblo de Santa Ana (actual Falán), habitado por mineros españoles, y durante muchas décadas se excavaron kilómetros de túneles en las montañas en busca de altas concentraciones de oro y plata. Los habitantes de Falán y del cercano pueblo de Frías, en su mayoría descendientes de campesinos del vecino departamento de Antioquia, no se ven a sí mismos como mineros; al fin y al cabo, las minas siempre fueron coloniales y gestionadas por ocupantes. No guardan buenos recuerdos de este periodo. Entre las historias que les vienen a la memoria están las “quebradas” muertas, que son desfiladeros entre dos montañas por los que discurre una fuente de agua. Hoy, debido a la contaminación y al consumo de agua de las minas, apenas se detecta vida animal en esos lugares.

 

Recesión tras las minas británicas

Tras la guerra de la independencia, las minas se dieron en concesión a empresas británicas y volvieron a funcionar durante décadas. En varios lugares de Falán y Frías (un distrito municipal adjunto a Falán), se reactivaron viejas minas y se abrieron otras nuevas. Se excavaron kilómetros de nuevos túneles en las montañas en busca de altas concentraciones de oro para dedicarse a la minería subterránea. Esto tuvo lugar entre los años 1920 y 1960. 

Los habitantes de Falán y Frías no guardan buenos recuerdos de este periodo. Entre las historias que les vienen a la memoria figuran las “quebradas” muertas, que son desfiladeros entre dos montañas por los que discurre una fuente de agua. Debido a la contaminación y al consumo de agua de las minas británicas de hace 60 años, hoy apenas se detecta vida animal en esos lugares.

Pero la historia de la recesión económica y los problemas sociales derivados también se repite una y otra vez. Después de que las empresas decidieran dejar la minería por no ser suficientemente rentable, todo el pueblo pasó por un periodo difícil. Tras 40 años de explotación minera, los residentes se habían vuelto muy dependientes de la minería, por lo que el cierre repentino fue de la mano de la recesión y los trastornos sociales. El crecimiento económico temporal y las oportunidades de empleo en la región se cambiaron rápidamente por un largo periodo de pobreza y recuperación económica. Ésas son las historias que aún circulan en el pueblo, donde la gran mayoría de los residentes dependen de nuevo de la agricultura. Es una forma de ingresos algo más estable, pero la región sigue sufriendo un alto índice de pobreza. 

Así que, al igual que en el periodo colonial 400 años antes, la explotación de las compañías mineras extranjeras aportó mucho a Falán. El oro extraído se re-exportaba al extranjero, mientras que en Colombia se quedaban con las secuelas. Sorprendentes similitudes con la colonización española 400 años antes.

 

Política de ordenación del territorio y neoliberalismo

Además del periodo colonial, las políticas económicas colombianas y, en concreto, los cambios en la política de uso de la tierra también son indicativos de la existencia y el bienestar de los campesinos de zonas rurales. Históricamente, la inmensa mayoría de la población colombiana eran campesinos, habitantes de las llanuras que vivían de la agricultura, la ganadería, la pesca o la minería artesanal, asentados en lugares remotos y a menudo de difícil acceso, en comunidades relativamente autónomas. Desde la década de 1950, la política económica colombiana se ha centrado en configurar la economía de forma más “eficaz” expulsando a las familias campesinas de sus tierras para que las grandes explotaciones industriales y -más recientemente- los monocultivos ocupen su lugar. La historia de esta política económica es sangrienta. Muchos campesinos fueron expulsados o asesinados para que sus tierras quedaran disponibles. Además, esta política económica fue una de las causas de la prolongada guerra civil, y muchos campesinos fueron víctimas de la violencia entre la guerrilla y el Estado. Muchos fueron despojados de sus tierras y de sus vidas en el campo.

En las décadas de 1990 y 2000, bajo la presión de organizaciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, la economía colombiana (y el sector minero) se neoliberalizó. Se privatizaron empresas, se debilitaron las regulaciones y el sector se abrió a la economía internacional de libre mercado. Como en el resto de Sudamérica y en muchos otros países “pobres” o “subdesarrollados”, a partir de entonces la extracción la realizaron empresas multinacionales de países “ricos”. Éstas se embolsan con diferencia la mayor parte de los beneficios, pagan pocos impuestos al Estado colombiano (lo que debería conducir al “desarrollo”), mientras que la población local se limita a soportar el inmenso impacto medioambiental, social y económico, sin poder opinar sobre su propio futuro. Las políticas neoliberales internacionales, y en consecuencia la llegada de las multinacionales mineras, es un capítulo más en la larga historia del imperialismo que despojó a los campesinos de sus tierras, y destruyó sus recursos económicos, salud, paz y vida.

 

Colonización en 2023

La historia aún no ha terminado. Una vez más, hay interés de otros países por el territorio. Tres multinacionales obtuvieron permisos para explorar 36.000 hectáreas en busca de metales preciosos. Esta vez con el objetivo de iniciar la minería a cielo abierto, una forma de extracción que es mucho más perturbadora para la región en general que la minería subterránea por túneles que se realizaba anteriormente en Falán. Esto se debe a que en este tipo de minería, como su nombre insinúa, toda la montaña, incluido el ecosistema, se transforma en un “pozo”, un gran agujero sin vida donde antes había vida. Además, requiere una gran cantidad de agua, utiliza una gran cantidad de productos químicos peligrosos y genera muchos residuos tóxicos.

Cerro de la mina Pasco, Peru ©Simon Lenskens

Preocupaciones justificadas, pues, entre los habitantes de Falán. La exploración por sí sola suscita inquietud, ya que implica perforar agujeros a 200 metros de profundidad en la zona más amplia, lo que afecta a los flujos de agua subterránea y altera la vida en tierra. En Líbano, un pueblo situado a unos 25 km al suroeste de Falán, muchos agricultores se vieron obligados a marcharse después de que la apertura de la mina provocara escasez de agua. Para una comunidad que depende en gran medida de la agricultura, el agua y la salud del suelo son preocupaciones recurrentes. Los orgullosos agricultores hablan de lo fértil que es el suelo de esta región y del futuro que tiene el cultivo ecológico de cacao, café, guanábana, maíz, yuca, aguacate… la lista es interminable. Para muchos, ser agricultor no es sólo una profesión, sino una identidad y una forma de vida. Lo que está amenazado por la exploración minera no es sólo su fuente de ingresos, sino el modo de vida que han construido en y con su tierra. Lo que está amenazado es su hogar y quiénes son. 

La comunidad también expresa su preocupación por la biodiversidad. La zona de Falán contiene especies animales especiales que sólo se encuentran en esa región, incluidas algunas especies de aves y también la rana morada o rana púrpura. La pérdida de estas especies, y también de las que aún no se han descubierto, también es motivo de protesta. Todas estas razones confluyen. La preocupación por el agua y los suelos sanos necesarios para su producción, el desarrollo de una dependencia económica, la alteración de la biodiversidad y la destrucción de su hermoso hábitat se resumen en las palabras de Osiris Ocampo, habitante de Falán, “creo que la razón principal [de la resistencia] es el amor: el amor por el territorio”.

 

Un pueblo dividido

Sin embargo, no todos en Falán están preocupados. Las prácticas agrícolas a pequeña escala no aportan mucho en Colombia, los precios de las frutas y verduras son bajos mientras que cultivarlas implica un trabajo duro. Además, los agricultores pagan muchos impuestos y no reciben ninguna ayuda del gobierno. Este factor, junto con el alto índice de pobreza, hace que muchos esperen con impaciencia las nuevas oportunidades laborales que les prometen las empresas. 

En la vereda Cabandia (una vereda es un distrito dentro de un municipio), por ejemplo, Damaris y Nicolás están en solitario en su lucha contra los inminentes proyectos. Atribuyen el apoyo de sus vecinos al éxito de las prácticas de soborno de las empresas, por un lado, pero también al bajo nivel educativo y a la falta de acceso a la información sobre el impacto de la minería. Su vereda es la más alejada del centro del pueblo, donde se encuentra la escuela local. Por ello, muchos niños no van a la escuela y el nivel educativo en general es muy bajo.  

Por otra parte, otras veredas, como la vereda Santa Filimena, han optado por no apoyar la minería. Ninguna familia de allí da permiso a las empresas para perforar en sus tierras y colectivamente acordaron no trabajar para las empresas mineras, que contratan a varios residentes incluso antes de la fase de exploración.

 

Propaganda en la mochila

Sin embargo, la maquinaria propagandística funciona a toda máquina. Las empresas mineras de Falán van muy lejos para convencer a la población de sus proyectos. La multinacional Mirandagold es la primera en Falán en cuanto a estrategias de soborno. Ya han regalado machetes, comida y dinero a los campesinos de la zona. La empresa también donó una ambulancia al hospital local. Incluso crearon un juego especial para los niños de Falán el día de Halloween, con el que podían ganar chocolatinas. La empresa patrocina festivales, luces de Navidad y actividades divertidas. Otros niños recibieron juguetes con el logotipo de la empresa en sus mochilas a través de la escuela. Y la dirección donde queda ubicada la reserva natural ciudad perdida de Falán enviaban, regalos como licores, comidas, anchetas  invitaciones a reuniones con personas encargadas del proyecto, cosas que fueron rechazadas por las personas encargadas del manejo y la conservación de la reserva natural. Una empresa que llega a tales extremos para convencer a la población parece ocultar algo turbio… Lea más sobre las estrategias utilizadas por las empresas mineras para penetrar en sus proyectos aquí.

 

Resistencia y alternativas

¡Pero los Faláneses no se dejan! Apoyados por el Colectivo Ambiental Falán y Frías y el Comité Regional Ambiental en Defensa de la Vida, se organizan protestas con regularidad. Y ello a pesar de las intimidaciones y amenazas. Varios han recibido ya visitas intimidatorias de empleados de las multinacionales y uno de ellos fue incluso amenazado de muerte por la policía local tras iniciar una protesta. Pero ni siquiera eso les detiene. Entre los activistas, la voz es inequívoca: no queremos volver a repetir la historia de Falán. 

Acción de protesta en vereda Cavandia ©Damaris Perdomo

Tienen en mente un Falán muy diferente. Un Falán en el que la única explotación minera sean las ruinas coloniales de la Ciudad Perdida. Donde florece el ecoturismo y se revaloriza la agricultura.

 

¿Y ahora qué?

Las próximas elecciones municipales pueden ser importantes. Sólo un candidato, Miguel Rubio, se opone abiertamente a los proyectos mineros. A través de sus propios canales en las redes sociales, lleva años protestando contra los planes emergentes y concientizando sobre el impacto de la minería. Así que las elecciones de octubre serán decisivas. 

Lo que Falán necesita actualmente, según Luis Barreto Jiménez, del comité medioambiental local, puede resumirse en tres palabras: organización, educación y campañas. “Necesitamos organizar/unificar a los ecologistas desvinculados y enviar información correcta sobre el impacto de la minería en Falán y Frías mediante campañas ágiles, para contrarrestar la maquinaria propagandística de las empresas”, expone Barreto.

Luis Barreto Jimenez en Ciudad Perdida ©CATAPA

Actualmente se está trabajando duro en ello. Con Catapa, por ejemplo, se están recaudando fondos para trabajar en ello proyecto por proyecto. ¡La batalla aún no ha terminado! 

 


Este artículo es el resultado de un proyecto de investigación realizado por voluntarios del grupo de trabajo de estudio y presión de CATAPA en colaboración con el Colectivo Ambiental Falán y Frías. 

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¿Te conmueve lo que lees y te preguntas cómo puedes contribuir a esta lucha? Una cosa muy real que puedes hacer hoy es hacer una donación para que se celebre el encuentro Derecho a Decir No en los Andes.

Este encuentro es la sexta edición de la semana de intercambio de organizaciones de CATAPA en otoño de 2023 en Ecuador: se trata de una semana de intercambio de conocimientos, habilidades prácticas concretas y estrategias entre las comunidades afectadas para evitar la entrada de proyectos mineros y hacer frente a los impactos de la presencia de empresas mineras en sus tierras. El encuentro fortalece a las comunidades en su lucha local y forja vínculos y alianzas que garantizan una lucha unida para proteger su Derecho a Decir No a la minería en la región andina.