Feliz día de la Mujer
Karlijn Van den Broeck, 11 de marzo 2018
8 de marzo, Día Internacional de la Mujer
Cajamarca, Colombia
Hay un grupo de jóvenes activistas alemanes visitando Cajamarca. Van por un día al Páramo. Puedo ir con ellos. Me levanto alrededor de las 5.30 am. El carro sale temprano y todavía tengo que preparar almuerzo para llevar.
Y ahí empiezo a dudar. Puedo ir al Páramo en otro momento. Pero no es 8 de marzo todos los días. Mientras estoy revolviendo el arroz en la oscuridad, decido cambiar el viaje al Páramo por un día en Ibagué. Sé que dos mujeres del colectivo (Camila y Camila) van allí hoy. Les mando un mensaje para preguntar si puedo ir con ellas, y puedo ir: “Por supuesto que puedes venir con nosotras, como quieras”.
Y así, unas horas más tarde, las tres estamos en el autobús a Ibagué. Los autobuses están llenos hoy. “Mucha gente lleva a su esposa a Ibagué hoy para comer o comprar”. En el radio del autobus se habla sobre el ‘feliz día de la mujer’. Han elegido toda una selección de canciones. Y esas canciones son todos hombres que cantan sobre mujeres. Cantando sobre lo increíblemente
hermosas que son y esas cosas.
Al llegar a Ibagué nos botan el uno después el otro comentario. El uno ya más horrible que el otro. A menudo seguido o precedido por ‘feliz dia de mujer’. Qué bueno, un día en el que uno tiene una excusa adicional para llamar a las mujeres por la calle. En la calle comercial hay gritos mencionando descuentos para las mujeres y los vendedores de flores y globos están preparados para que puedas llevar un regalo a casa para esas mujeres en tu vida.
Pero nosotras hemos venido a Ibagué para participar en la marcha contra el machismo. Machismo es un término usado aquí para describir el sexismo y las relaciones de género en la sociedad latinoamericana. Primero almorzamos en un restaurante vegetariano Hare Krishna. Hay dos conocidas (de las Camilas) sentadas a nuestro lado. Acaban de volver de la marcha, aparentemente nos la perdimos. Pero mientras almorzamos, nuestras mesas intercambian experiencias sobre talleres y reuniones en las que han participado y han facilitado sobre género. Se acuerda organizar unas cosas de forma conjunta en el futuro. Aparece la dueña del restaurante. Dice que este lugar siempre estará abierto para reuniones u otras actividades cuando las mujeres busquen un lugar. Y que también quieren contribuir ofreciendo clases gratuitas de yoga y cocina vegetariana.
Escuchamos que hay mas cosas planeadas por la tarde en la Plaza de la Música. Así que nos movemos hacia allí. En el camino Camila tiene que ir al banco. Cuando la pasan en línea y ella le dice a la persona que ella estaba primero, recibe la respuesta sarcástica “cierto, es el día de la mujer entonces tú crees que yo tengo que dejarte primero”.
En la plaza de la música están haciendo una mandala y diferentes mujeres se alternan para cantar y rapear. Es impresionante lo buenas que son en rapear y los mensajes que transmiten. Sobre mujeres que se levantan, mujeres que luchan y mujeres que protegen a su Colombia. Pero también sobre el dolor y la opresión. Sobre el feminicidio, sobre la violencia sexual. Mientras escuchamos, Camila me cuenta más cosas sobre la angustiosa situación en Colombia. Los muchos embarazos de niñas, los asesinatos de mujeres a menudo por su propio esposo o ex novio, las violaciones por taxistas. Pero también sobre el trabajo de las mujeres en la tierra, que trabajan el doble y más duro que sus esposos, pero son mucho menos apreciadas.
Después de las actuaciones esta planeada una noche de cine. La idea es hacerlo al aire libre, pero se está desatando una tormenta. Nos llevan a la casa de los jóvenes y allí vemos acostadas en colchonetas en el piso “Sufraggete”. Luego nos apuramos para coger el último bus de vuelta a Cajamarca. En el camino hablamos de la película. Aunque hay mucho que comentar sobre la película y la historia en sí, estamos de acuerdo en que Suffragette muestra una cosa. Y esa es la estigmatización de los activistas, los rebeldes, los que luchan por otra sociedad. Eso es algo que ambas Camila han experimentado con demasiada frecuencia en todos los años que llevan luchando contra la minería y la contaminación ambiental como mujeres jóvenes. Y tantas cosas que ahora damos por sentadas existen porque otros han luchado por ellas y han sido ridiculizados, insultados y reprimidos mientras lo hacían.
Algunas de las críticas a la película tienen que ver con la lucha por el derecho al voto para las mujeres. En Colombia, la gente no cree en el poder de las urnas. Es un país de abstencionistas. Más del sesenta por ciento no vota. Entre los que votan, se compran muchos votos. Algunas personas ya cambian su voto por solo 2000 COP (ni siquiera un euro). Y otros hacen lo mismo
pero disfrutan de una porción de tamales. Luego está también toda la corrupción y las conexiones entre las multinacionales y la política. Y la gran distancia entre los habitantes de las grandes ciudades y los del campo. Y por eso luchar por los mismos derechos de voto para las mujeres parece una batalla muy inútil para las Camilas. Son preocupaciones de la élite, no de la mujer común o pobre. Y les parece triste todo lo que las mujeres han tenido que sufrir solo para tener este derecho. “Después de todo, ¿qué hizo en última instancia ese derecho de voto para la posición de las mujeres?”, dice Camila con cinismo. Alcanzamos el autobús en el último minuto.
No he podido marchar este 8 de marzo. Y he vivido cómo se usa este dia como una excusa más para vender más y para volver aún más estereotípico el rol de la mujer. Pero lo he pasado con dos mujeres increíbles a mi lado.
Y cuanto más conozco a la gente aquí, más nos reímos juntos e intercambiamos experiencias personales, más conozco a cada uno de ellos, y más me impresionan. Las personas del colectivo han logrado mucho siendo tan jóvenes y con contextos económicos y sociales complicados, y siguen trabajando duro para cambiar mucho más. Pero también son todos jóvenes increíblemente cariñosos y sinceros, con mucho respeto por su entorno y por las personas que lo integran. Y con una fuerza y una perseverancia inimaginable, todos los días se esfuerzan para lograr sus objetivos comunes. Hay mucho que aprender de ellos. Y qué privilegio es compartir este tiempo con ellos. Me acuesto con satisfacción, días como estos valen mucho más que un viaje turístico. Y, entonces, agradezco haber tomado la decisión correcta esta mañana.