Resistencia turística liderada por mujeres Kichwa como alternativa a la minería de oro en la Amazonía ecuatoriana

Margot Tjolle estudió una Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo en la Universidad de Copenhague. Para su tesis de maestría, realizó trabajo de campo en la comunidad de Serena junto con sus dos compañeros de investigación, Filippo De Rossi y Marie Eenens. Decidieron colaborar y vivir con Yuturi Warmi para llevar a cabo un proyecto de investigación que tenía como objetivo entender cómo las comunidades en peligro pueden construir alternativas a la minería y el extractivismo.

En los últimos años, la Amazonía ecuatoriana ha sido cada vez más impactada por el flagelo de la minería de oro, tanto ilegal como “legal”. Sin embargo, las minas operadas por empresas oficiales a menudo también son consideradas ilegales por las poblaciones locales, ya que ingresan notoriamente a sus territorios sin su consentimiento previo, libre e informado, y operan sin permisos ambientales.

Los impactos negativos de la minería de oro industrial comienzan con la deforestación y la contaminación del suelo y los ríos por los productos químicos tóxicos utilizados en el proceso de extracción, predominantemente mercurio. Además de destruir la valiosa biodiversidad de la selva amazónica, la contaminación trae consigo una serie de problemas de salud para las comunidades que dependen del agua del río para sobrevivir, como enfermedades de la piel y cáncer. La contaminación del suelo impide que crezca cualquier cosa, poniendo en peligro sus granjas agroforestales orgánicas, una parte vital de sus vidas y culturas indígenas. La minería también sabotea otras fuentes de ingresos más amigables con el medio ambiente, como el turismo, ya que la tierra y los ríos contaminados ya no son atractivos para el ojo extranjero. Otro impacto importante a mencionar es el aumento de la inseguridad y la delincuencia que la mina trae a las comunidades, ya que la falta resultante de oportunidades educativas o económicas genera alcoholismo, prostitución, abuso de drogas y tráfico.

“Sí, a veces me enojo, porque estas empresas mineras quieren entrar en nuestro territorio, quieren dañar el agua, especialmente el agua que es nuestra vida. El agua es para que los niños se bañen, para cocinar y para que nosotros bebamos. Al entrar, los mineros quieren dejar bien dañados los árboles de madera. En nuestro territorio, para sembrar yuca, plátano, también estarán muy dañados cuando arrojen productos químicos. Y por eso, nosotras, las mujeres de aquí, de esta comunidad de Serena, nos mantenemos firmes. Nos mantenemos firmes para que no entren. Por eso nos convertimos en la asociación Yuturi Warmi”. – Corina de Yuturi Warmi

Yuturi Warmi es la primera guardia liderada por mujeres indígenas en la provincia de Napo, en la Amazonía ecuatoriana. Yuturi Warmi se traduce directamente como “mujer conga”, siendo “conga” una especie de hormiga considerada guerrera en la cultura Kichwa. Las hormigas conga son pacíficas hasta que su territorio es amenazado: si una presencia no deseada se acerca a su nido, se unen y muerden al intruso para defenderse. Más de 40 mujeres Kichwa dedican su vida diaria a resistir la entrada de minas en sus tierras. Utilizando la Justicia Indígena – lanzas, chiles, tabaco y ortigas – como armas, detienen a los mineros que intentan entrar en la comunidad de Serena, una de las últimas áreas donde la minería de oro no ha infiltrado ni contaminado sus ríos, suelos y cuerpos. También patrullan regularmente la zona y elaboran productos artesanales tradicionales como joyería de cuentas, bolsas tejidas y cerámicas, como fuente adicional de ingresos. Junto con el apoyo de sus familias, marchan en diversas protestas para crear conciencia de que sí existe una alternativa al destructivo camino de desarrollo que promueven las compañías mineras.

“En otros lugares o en otras comunidades nos dicen que la minería trae dinero. Y si hay algunas familias que recurren a la minería y venden sus tierras, es por la falta de dinero, por necesidad.” – Leila de Yuturi Warmi

Desafortunadamente, las precarias condiciones económicas en las que viven muchas comunidades, junto con la falta de oportunidades, las obliga a aceptar arrendar o vender sus tierras a las minas por la escasa promesa de un beneficio económico a corto plazo. Es crucial que las comunidades tengan los medios para construir fuentes alternativas de ingresos a la mina, que no pongan en peligro su futuro. En otras palabras, es vital que las comunidades practiquen su derecho a decir no a proyectos extractivos en sus territorios y su derecho a decir sí a su forma de vida elegida y su relación con su entorno.

“Para el futuro de Yuturi Warmi, siempre hemos hablado de enfocarnos en el turismo comunitario. Porque si hacemos turismo comunitario, podemos traer extranjeros para que conozcan y respeten nuestro territorio, conozcan nuestros ríos, nuestras cascadas, nuestras montañas… Y también para dar trabajo a los estudiantes. Aquí a nuestros graduados de secundaria no les dan trabajo a menos que tengan 2-3 años de experiencia. Y si no tienen una educación de tercer nivel, no tienen trabajo. Entonces, hacer turismo comunitario nos ayudaría mucho porque nuestros hijos pueden ser guías de la selva, guías de rafting, chefs. Así que hay trabajo aquí en el territorio y no tienen que emigrar. Ese es nuestro sueño, ese es nuestro futuro. Y con eso, resistir más porque hay gente que nos va conociendo.” – Elsa de Yuturi Warm

Como menciona la presidenta de Yuturi Warmi, su sueño es desarrollar un proyecto turístico comunitario. La comunidad imagina construir una cabaña en la orilla del río Jatunyacu, en su tierra comunal. También desean crear un jardín botánico alrededor de la cabaña, donde plantarían diferentes plantas medicinales y tradicionales y las etiquetarían, en un esfuerzo por conservar y compartir sus conocimientos. En esta tierra ya comenzaron a construir un espacio techado dedicado a la práctica del Wayusupina, una ceremonia tradicional de té matutino importante en la cultura Kichwa amazónica. Planean terminar la construcción de este sitio para tener un espacio donde puedan celebrar y practicar diferentes aspectos de su cultura, así como simplemente reunirse con los huéspedes. Además, la cabaña serviría como lugar de venta de su joyería y artesanías tradicionales hechas a mano. Este proyecto les proporcionaría una fuente alternativa de ingresos a la destructiva minería de oro, lo que no solo les ayudaría a luchar contra el extractivismo, sino también a compartir su cultura con los visitantes.

Sin embargo, este sueño colectivo no es una tarea pequeña de lograr. Una vez que se recauden los fondos necesarios para desarrollar los planes, comprar los materiales y construir el proyecto, los esfuerzos deben ser continuos para garantizar que la cabaña prospere. Aparecen diferentes desafíos al introducir el turismo como una fuente alternativa de ingresos. El turismo puede verse como una actividad extractiva que ejerce presión sobre el medio ambiente natural y puede hacer que las comunidades locales dependan de otro sector económico volátil. Por lo tanto, es crucial garantizar que el proyecto turístico sea sostenible y esté basado en las necesidades de la comunidad. Por ejemplo, un proyecto turístico sostenible a pequeña escala significa números limitados, lo que significa ganancias financieras limitadas para apoyar las actividades relacionadas. También es importante que las mujeres y la comunidad en sí mantengan la propiedad del proyecto. Aunque las inversiones externas pueden ayudar a financiar el proyecto, también pueden transferir el control a otras manos, como las agencias de viajes. Se podría implementar un sistema de monitoreo para garantizar la sostenibilidad continua del proyecto y responder a los problemas emergentes de manera oportuna. La sobreactuación y la “venta” de la cultura y prácticas Kichwa para entretener al ojo extranjero también pueden verse desde una lente crítica. La línea es delgada entre los beneficios que compartir y reproducir prácticas culturales pueden tener para la preservación del conocimiento indígena, y su exageración hasta estándares irreales que podrían proporcionar una imagen estereotipada y romantizada de la comunidad. Finalmente, dado que el área está rodeada de actividades mineras ilegales, es necesario evaluar las preocupaciones de seguridad, ya sea con respecto a la contaminación del agua o las posibles tensiones con grupos a favor de la minería en la región.

Un proyecto turístico de resistencia comunitaria, bien respaldado financieramente e informado, no solo permitiría a las mujeres de Yuturi Warmi y a la comunidad de Serena lograr su sueño de autosubsistencia y protección territorial, sino también asegurar su resiliencia y adaptabilidad frente a estos desafíos.

Los estudiantes comenzaron un crowdfunding para apoyar a Yuturi Warmi en sus primeros pasos hacia el desarrollo de su proyecto de turismo comunitario soñado. Sus contribuciones apoyarán a la organización en su lucha contra las minas por la protección de su territorio y de la selva amazónica. Los fondos recaudados se destinarán a la construcción de una cabaña turística, un jardín botánico y una tienda de artesanías tradicionales.

Enlace a la colecta de fundos: https://whydonate.com/en/fundraising/Yuturi-Warmi
Para cualquier consulta, contáctanos a: margot.tjolle@hotmail.com

Actualización: Las amenazas contra la familia de Don Wilder continúan…

Anteriormente, compartimos la triste noticia de que Johan Ferney Aguilar González fue asesinado el 3 de septiembre. Un día después su padre, don Wilder Antonio Aguilar Rodríguez, interpuso una demanda contra la multinacional canadiense Mirandagold por amenazas dirigidas contra él y su familia. Wilder es el líder social de la Vereda Santa Filomena, una comunidad del pueblo de Falan, en Colombia, que se opone a la minería en su hábitat y que actualmente intenta detener los trabajos de exploración de la multinacional en su territorio mediante procedimientos legales. 

Hasta ahora no se han presentado cargos contra nadie por el asesinato. La investigación sigue su curso, pero los habitantes de Santa Filomena tienen claro quién está detrás. En una entrevista con Luis Carlos Barrero, voluntario de nuestro socio Comité Ambiental en Defensa de la Vida de Tolima, Wilder habla del impacto del asesinato en su familia y su comunidad, que por supuesto, es enorme. Su familia está destrozada por el dolor y hay mucho miedo en la comunidad y mucho más allá. Pero a pesar de todo, Wilder sigue luchando por un futuro mejor para su comunidad. Vea la entrevista aquí:

Entrevista Wilder

Por si todo esto fuera poco, Wilder volvió a enfrentarse a graves amenazas. Su familia sigue sin estar tranquila. Está claro que el gobierno colombiano no está haciendo lo suficiente para proteger a los defensores del medio ambiente y de los derechos humanos. Junto con nuestros socios, exigimos a las autoridades nacionales y al presidente Petro que tomen medidas urgentes para proteger la vida de Wilder y su familia.

En Falan, como en otras partes del país, defender el propio territorio se ha convertido en una actividad de alto riesgo. La gente apenas puede salir de sus casas y se siente constantemente insegura. Sin embargo, el derecho a la vida y a defender el propio territorio frente a amenazas externas son derechos humanos. El estado colombiano tiene el deber de proteger estas libertades de todxs lxs colombianxs. Lee aquí la denuncia de nuestros socios y su exigencia de justicia tras las nuevas amenazas: Comunicado a la opinión pública.

¿Te gustaría contribuir?

Juntos, fortalecemos a las comunidades en sus luchas locales y construimos alianzas que garanticen una lucha unida para proteger su derecho a decir no a la minería en la región andina.

Gold mining

Cómo convencer a un pueblo para que destruya su futuro: un manual de 8 pasos.

En todo el mundo, las multinacionales mineras utilizan estrategias similares para convencer a las comunidades de sus proyectos extractivos y destructivos. ¿Quieres conocer sus secretos? 

Para esto debemos adentrarnos en el conflicto minero que tiene lugar actualmente en el pueblo de Falan (Colombia), donde empresas multinacionales como Anglogold Ashanti están preparando al pueblo para que acepten los proyectos mineros que quieren abrir en sus territorios. Los cuales tendrán un impacto devastador para el medio ambiente, el acceso al agua potable, la agricultura y el potencial actual y futuro del turismo de la región. 

Como pueden imaginarse, es una situación difícil de aceptar para las familias que viven en la región y así como miles de otras comunidades en el mundo, los habitantes de Falan se resisten a los proyectos extractivos propuestos en sus tierras, y por medio de protestas luchan para preservar su derecho al agua potable y a un entorno sano para vivir.

Dado que ninguna persona bien informada aceptaría tener una mina a cielo abierto cerca de su casa y probablemente, haría uso de sus derechos para resistirse a dichos proyectos mineros, no siempre es fácil para las multinacionales expandir sus negocios en otros países. ¡Pero no te preocupes! si tú también eres una multinacional minera con poco ética que no le importa devastar y acabar con las  comunidades locales y las zonas naturales aledañas al lugar donde quieres iniciar tu proyecto minero y deseas impulsar la crisis climática y la injusticia social, no busques más. 

Lee nuestra guía de 8 pasos para aprender como dividir comunidades, provocar conflictos y crear la cantidad de caos necesaria para que tu proyecto minero siga adelante.

 

Paso 1. Inventa un nombre adecuado para tu proyecto destructivo. 

Por razones obvias, es posible que tu empresa ya tenga mala reputación en la región que quieres destruir y esto pueda traerte problemas para iniciar tu proyecto minero. Pero existe una solución rápida: ¡simplemente crea una subempresa con otro nombre! Sí, es tan fácil. 

Anglogold Ashanti está utilizando esta estrategia en toda Colombia, donde muchas comunidades se resisten a que la empresa llegue a sus territorios debido a su reputación en otras regiones. Entonces, en lugar de perder el tiempo especulando sobre lo que esa mala reputación podría causarle a sus nuevos proyectos mineros, crean subempresas, con vínculos jurídicos ambiguos, para iniciar la fase de exploración en las regiones. 

Como es el caso de Falan. En Falan (Colombia), una empresa llamada Miranda Gold está explorando actualmente en dicha región, haciendo agujeros a 200 metros de profundidad en la tierra para comprobar cuales montañas son ideales para la extracción de oro. Una investigación más detallada sugiere que la empresa tiene vínculos con Anglogold Ashanti (y puede que reciba financiación de ésta). 

El juego de nombres no termina ahí. Cada mina tiene un nombre, y para ocultar adecuadamente el terrible impacto que están teniendo, utilizan un nombre que tenga un cierto valor histórico, cultural o medioambiental para las comunidades que se verán afectadas. Con la publicidad adecuada, la gente bebe cualquier veneno.

Lo que siempre funciona es utilizar el nombre de la montaña, el lago o la catarata que serán “sustituidos” por tu proyecto destructivo. Como el proyecto minero de La Colosa, en Cajamarca, que lleva el nombre de la catarata de La Colosa. Así que no necesitas nada de creatividad. Apropiación cultural del nivel más refinado. 

Para otra buena práctica en este campo podemos volver a Falan (Colombia). El pueblo está legítimamente muy orgulloso de su reserva natural llamada Ciudad Perdida, que además de tener hectáreas de hermosa naturaleza y cascadas, alberga las ruinas de dos pueblos mineros del siglo XVI. Es una atracción ecoturística única y famosa en toda la región. 

Lamentablemente, otra empresa que realiza exploraciones para la extracción en esta región (y que ahora ha formado una alianza con Miranda Gold) hace un claro uso de está estrategia para asegurar la continuación de un legado de devastación y eligió el nombre de Lost Cities SAS para obtener licencias para empezar la exploración por minerales valiosos en la zona. Trabajo bien hecho.

 

Paso 2. Pon a las autoridades locales de tu lado

Es importante tener a las autoridades locales de tu lado. Tienen mucho poder e influencia y pueden inclinar los procedimientos legales a tú favor y ayudarte en el camino. Así que no tengas miedo a la corrupción ni a sobornar a los políticos en poder

¿Cómo hacerlo? En primer lugar, es importante entender cómo funcionan los gobiernos federales. El atractivo de una multinacional reside en el neoliberalismo. Esto significa que los países se consideran “pobres y subdesarrollados” o “ricos y desarrollados” en términos de consumo de recursos. Al atraer a las multinacionales de los países “ricos” a los “pobres”, los gobiernos esperan obtener beneficios a través de los impuestos. 

De está forma, sobornan a los políticos locales para que acepten y concedan licencias, pero también para que combatan activamente con amenazas a quienes se oponen a los proyectos (véase el paso 7). Aprovecha de las faltas en la democracia: dado que los políticos tienen un periodo corto de servicio, esto significa que los políticos que aprueban estos proyectos no serán los mismos políticos  que en el futuro tendrán que lidiar con las consecuencias que traen dichos proyectos mineros, como lo son, la escasez de agua, la contaminación y la pobreza.

Punto importante: asegúrate de no dejar ningún rastro o documento que pueda hacerte responsable del impacto de tu proyecto sobre el medio ambiente o los derechos humanos. 

 

Paso 3: Haz todo lo posible para que la ley se incline a tu favor

A veces, tu proyecto minero destructivo puede verse enfrentado a una molesta “legislación” que defiende los derechos de las comunidades a decidir sobre sus tierras, o para proteger el medio ambiente, o algo así. 

Como alguien que no está interesado en ninguna de esas cosas, ahora es el momento de formar alianzas con otras multinacionales. Recoge una cantidad considerable de dinero (cantidad que permitiría restaurar una zona importante de la selva tropical) y págales a tus políticos de bolsillo  para que creen por ti las lagunas legales necesarias para que tu proyecto sea aprobado “legalmente”. (A puerta cerrada, por supuesto – no querrías que el público se enterará de esto).

Tomemos el ejemplo de Colombia. En Colombia, las comunidades tienen el derecho constitucional de organizar referendos y tomar decisiones sobre sus tierras. Gracias a esa ley y a que muchas comunidades defendieron sus derechos, se impidió la realización de varios proyectos mineros. 

Pero gracias a un fuerte grupo de presión minero, en 2018 se tomó la decisión (inconstitucional) de que ya no se puedan organizar estos referendos para proyectos mineros. Porque se trata de una cuestión de interés nacional, que trasciende las apuestas y los intereses de una comunidad local. Tiene que haber zonas de sacrificio para que otros puedan llevar un estilo de vida lujoso. Recuerda: un cabildeo bueno no se basa en la lógica ni en la ciencia. 

También al nivel local suele haber normativas y procedimientos que hay que tener en cuenta para la realización de tu proyecto y, si es necesario, redirigirles en tu beneficio. En Colombia, por ejemplo, todos los municipios tienen un POT (Plan de Ordenamiento Territorial) en el que deciden durante un determinado número de años para qué se puede utilizar su tierra. El POT de Falán, por ejemplo, sólo permite la agricultura y el turismo. Pero por suerte Anglogold tiene sus amigos dentro de la alcaldía (ver paso 2) y actualmente están trabajando en la revisión del plan para que se agregue la minería como forma de uso de la tierra. 

 

Paso 4: ¡Regalos! Simplemente, compra la opinión pública

Regalos. Siempre. Funcionan. Sobre todo en las zonas donde el acceso a la información sobre el impacto de la minería es limitado, por lo que suelen ser las más fáciles de convencer. 

Recuerda que sólo debes hacer regalos que también te beneficien a ti, como promesas de construir mejores carreteras (que tu empresa necesitará para transportar los metales y minerales). Todos salimos ganando. En caso de duda, reparte dinero. 

El refrán dice que “no hay mala publicidad”, así que asegúrate de que el nombre de tu empresa y de tu proyecto se difunde lo máximo posible. Los niños son nuestros futuros líderes, no te olvides de ellos. También son un medio fácil para, a través de su escuela, llegar a familias enteras. 

Mirandagold (¿o deberíamos decir Anglogold? Es difícil distinguir la diferencia) es campeona en la entrega de regalos. En Falan hay registros de campesinos que recibieron machetes, comida y dinero. Incluso crearon un juego especial para los niños de Falan el día de Halloween, ¡a través del cual podían ganar tabletas! Repartieron juguetes con el logotipo de su empresa a los niños a través de la escuela local. Una forma estupenda de hacer más publicidad. ¿Quién dice que el amor no se puede comprar?

 

Paso 5: Crea caos y conflicto, divide la comunidad en dos 

Así que repartió regalos, pero probablemente no se ganó a todo el mundo, ¿verdad? No te preocupes. También puedes aplicar otras estrategias. Ahora el siguiente paso comienza: divide y vencerás. Asegúrate de que haya conflicto entre los grupos de las comunidades. Alimenta ese conflicto. Usa tu imaginación.

En Falan, Mirandagold despidió a 100 empleados al mismo tiempo. Todos ellos, casualmente, eran residentes del municipio y esto ocurrió, casualmente, en un momento en el que las protestas contra el proyecto minero arreciaban. Esta es una buena manera de mostrar a las familias que son muy dependientes del proyecto minero, y para alimentar el resentimiento contra los manifestantes presentados como la causa de los despidos. Y si hay demasiados activistas contra el proyecto, bueno, echa un vistazo al paso número 7. 

 

Paso 6: Prepara bien a la comunidad local para no tener acceso al agua potable en el futuro

El impacto de la minería a gran escala en los recursos hídricos de la región es devastador, y trae consigo escasez de agua debido a la enorme cantidad que se debe utilizar para el proceso de extracción y como consecuencia trae; lagos y ríos secos, contaminación de ríos y aguas subterráneas con metales pesados y sustancias tóxicas, entre otros efectos adversos para el medio ambiente. 

Pero, por supuesto, tener acceso a agua suficiente y limpia es importante para la salud, para la agricultura y para la vida en general. Las comunidades locales no pueden beber oro. Así que si estás planeando privar a una comunidad de agua limpia, el truco está en prepararla con antelación y disimular el vínculo con la minería extractivista. Es un buen momento para fingir de repente interés por el cambio climático y trasladar allí la responsabilidad

Eso es exactamente lo que ocurrió en Falan. Recientemente, diferentes regiones han experimentado una falta de agua de hasta cinco o seis días seguidos. El gobierno local atribuyó la escasez al cambio climático. Lo cual es raro, porque allí llueve casi todos los días, y mucho. 

También es extraño que las empresas que están explorando en la región (y necesitan mucha agua para ello) siguen teniendo agua para sus operaciones, no experimentan los mismos inconvenientes que los habitantes.

 

Paso 7: Las amenazas son disuasivos eficaces.

¿Tienes problemas con esos ecologistas bienhechores que se oponen a tu proyecto de desarrollo? ¿Por qué escuchar cuando las acciones hablan más fuerte que las palabras? 

Amenázalos. Acércate a sus casas y hazles saber que sabes dónde viven. Razona con ellos. Preferiblemente acompañado de un gran grupo de hombres de aspecto intimidatorio. Céntrate en los líderes de la lucha. Asustar a la gente funciona. Especialmente en Colombia, ya que es uno de los países más peligrosos del mundo para los defensores de los derechos humanos. El año pasado fueron asesinados 186, lo que supone casi la mitad del total mundial registrado. 

En Falan, la gente recibió visitas intimidatorias por trabajadores de la empresa minera e incluso amenazas de muerte. Además, ahí el gobierno local pro-minería envió a la policía (y fiel a los pasos anteriores, a pesar del claro beneficio que esto supone para MirandaGold, la falta de rastro en papel hace imposible probar una conexión entre ellos).

 

8. Después del estrago, disfrázalo como una exitosa historia de “crecimiento”.  

Una forma eficaz para retratarte como un héroe implica el uso de un montón de palabras vacías. Describe tu proyecto en términos de “crecimiento” y “desarrollo”. Porque, ¿quién no quiere crecimiento y desarrollo? Esas palabras significan prosperidad, bienestar y empleo, ¿verdad? Eso sí, no menciones nada sobre los desastrosos efectos del crecimiento descontrolado tanto para las personas como para el planeta. Y, obviamente, no debes mencionar que la prosperidad y los ingresos de dicho crecimiento empresarial no están destinados a la comunidad local ni a los países más pobres. Independientemente de cómo se reparta, comunica que obviamente un pastel más grande siempre es deseable. Por cierto, no permita que se enteren de que se libró de pagar la mayoría de los impuestos exigidos a las multinacionales. Y evite mencionar el hecho de que los puestos de trabajo son a corto plazo, mientras que el daño medioambiental es para siempre

 

Ahora depende de ti 

Con estos pasos para el éxito, llevaras a cabo tu gran proyecto minero destructivo en un abrir y cerrar de ojos. ¡Dinos si hay otras tácticas que deberíamos añadir a la lista!

 

¿Has cambiado tu opinión sobre el deseo de un proyecto minero extractivista? Únete con nosotros en la lucha para acabar con ellos.

Corrupción, abuso de poder, amenazas, caballos de Troya, lo que ocurre en Falan (Colombia) ocurre por todo el mundo. 

Pero la resistencia es fuerte. Las comunidades resisten y luchan por un mundo mejor para sí mismas, para sus hijos y para las generaciones futuras. Los habitantes de Falan están dispuestos a pasar a la acción y tienen planes alternativos para el futuro de su pueblo. 

Sigue al Colectivo Ambiental Falan y Frias y a Catapa (website/instagram/facebook)  para actualizarse de la situación en Falan y otras luchas contra las multinacionales mineras. También puedes unirte al voluntariado Catapista y participar activamente en la lucha por una sociedad que respete a las personas y al planeta, por un mundo en el que la minería ya no sea necesaria. 

También hay una nueva campaña lanzada por la Red de Afectados por Anglogold para denunciar y desenmascarar el comportamiento poco ético y violento de la multinacional y exigir que abandone el territorio colombiano. En una serie web llamada ‘Historias Quebradas’ desvelan las malas prácticas y secretos de Anglogold Ashanti en Colombia. Visita su página web y descubre como puedes apoyarles. 


Este artículo es el resultado de un proyecto de investigación realizado por voluntarios del “ Study and lobby group” de CATAPA en colaboración con el Colectivo Ambiental Falan y Frias

Falán: el pueblo de Colombia donde la época colonial vuelve una y otra vez

Perder la lucha contra la minería significaría desplazamiento, muerte… sería volver del revés las montañas. Sería la desaparición de la cultura oral ancestral. Sería poner a mucha gente en un escenario muy malo, gente luchando por su supervivencia, por el lugar donde viven. Sería perder el río Magdalena, sería perder el río Gualí, sería perder especies endémicas: la rana, la orquídea. La gente se quedaría sin nada. La gente, los animales, el bosque… Sería perder… perder… perderlo todo. Perderlo todo.– Osiris Ocampo, Falán –

 

Todo empezó hace unos 400 años, cuando los españoles descubrieron metales valiosos en las montañas de lo que hoy es Falán, un pueblo colombiano de unos 8.000 habitantes. Allí abrieron minas con el objetivo de exportar todo el oro posible a Europa. Estas minas fueron explotadas por la dominación colonial durante cientos de años, tras lo cual siguieron siendo gestionadas por los británicos entre 1890 y 1920. El impacto sobre la comunidad local y la ecología fue similar al que se conoce comúnmente de la minería: contaminación, desorganización social y pobreza. Hay (tristemente) más oro por descubrir en el territorio de Falán. Tres multinacionales esperan iniciar pronto sus proyectos allí. Esta vez mediante minería a cielo abierto, una forma de extracción con mucho más impacto social y medioambiental que los anteriores proyectos de minería subterránea de españoles y británicos. Pero la resistencia es fuerte. Si dependiera de los ecologistas de Falán, estos proyectos no seguirían adelante y la colonización de Falán se detendría ahora mismo.

 

La Ciudad Perdida, recuerdo de la colonización española

Cualquiera que haya oído hablar del pueblo de Falán, situado en el norte de la provincia de Tolima (Colombia), probablemente conozca también su Ciudad Perdida. Se trata de la atracción turística del pueblo, donde se puede descubrir un hermoso pedazo de naturaleza a pie, haciendo tirolina o escalando paredes. Merece la pena visitarlo. 

Aunque el lugar tiene un oscuro pasado. Se pueden visitar las ruinas de las minas de oro y plata de Santa Ana y el pueblo adyacente, que vieron la luz en tiempos de la colonización española en el siglo XVII. El territorio estuvo poblado anteriormente por comunidades indígenas, que fueron expulsadas de sus territorios o empleadas en las minas con la llegada de los españoles. Las minas eran propiedad directa del rey de España, que exigía la ejecución de los proyectos y recibía con los brazos abiertos el oro y la plata extraídos. En Falán, en cambio, tanto la comunidad indígena como un hermoso pedazo de naturaleza fueron borrados del mapa. Este fue el comienzo de un periodo colonial que continúa hoy en día. 

Se fundó el pueblo de Santa Ana (actual Falán), habitado por mineros españoles, y durante muchas décadas se excavaron kilómetros de túneles en las montañas en busca de altas concentraciones de oro y plata. Los habitantes de Falán y del cercano pueblo de Frías, en su mayoría descendientes de campesinos del vecino departamento de Antioquia, no se ven a sí mismos como mineros; al fin y al cabo, las minas siempre fueron coloniales y gestionadas por ocupantes. No guardan buenos recuerdos de este periodo. Entre las historias que les vienen a la memoria están las “quebradas” muertas, que son desfiladeros entre dos montañas por los que discurre una fuente de agua. Hoy, debido a la contaminación y al consumo de agua de las minas, apenas se detecta vida animal en esos lugares.

 

Recesión tras las minas británicas

Tras la guerra de la independencia, las minas se dieron en concesión a empresas británicas y volvieron a funcionar durante décadas. En varios lugares de Falán y Frías (un distrito municipal adjunto a Falán), se reactivaron viejas minas y se abrieron otras nuevas. Se excavaron kilómetros de nuevos túneles en las montañas en busca de altas concentraciones de oro para dedicarse a la minería subterránea. Esto tuvo lugar entre los años 1920 y 1960. 

Los habitantes de Falán y Frías no guardan buenos recuerdos de este periodo. Entre las historias que les vienen a la memoria figuran las “quebradas” muertas, que son desfiladeros entre dos montañas por los que discurre una fuente de agua. Debido a la contaminación y al consumo de agua de las minas británicas de hace 60 años, hoy apenas se detecta vida animal en esos lugares.

Pero la historia de la recesión económica y los problemas sociales derivados también se repite una y otra vez. Después de que las empresas decidieran dejar la minería por no ser suficientemente rentable, todo el pueblo pasó por un periodo difícil. Tras 40 años de explotación minera, los residentes se habían vuelto muy dependientes de la minería, por lo que el cierre repentino fue de la mano de la recesión y los trastornos sociales. El crecimiento económico temporal y las oportunidades de empleo en la región se cambiaron rápidamente por un largo periodo de pobreza y recuperación económica. Ésas son las historias que aún circulan en el pueblo, donde la gran mayoría de los residentes dependen de nuevo de la agricultura. Es una forma de ingresos algo más estable, pero la región sigue sufriendo un alto índice de pobreza. 

Así que, al igual que en el periodo colonial 400 años antes, la explotación de las compañías mineras extranjeras aportó mucho a Falán. El oro extraído se re-exportaba al extranjero, mientras que en Colombia se quedaban con las secuelas. Sorprendentes similitudes con la colonización española 400 años antes.

 

Política de ordenación del territorio y neoliberalismo

Además del periodo colonial, las políticas económicas colombianas y, en concreto, los cambios en la política de uso de la tierra también son indicativos de la existencia y el bienestar de los campesinos de zonas rurales. Históricamente, la inmensa mayoría de la población colombiana eran campesinos, habitantes de las llanuras que vivían de la agricultura, la ganadería, la pesca o la minería artesanal, asentados en lugares remotos y a menudo de difícil acceso, en comunidades relativamente autónomas. Desde la década de 1950, la política económica colombiana se ha centrado en configurar la economía de forma más “eficaz” expulsando a las familias campesinas de sus tierras para que las grandes explotaciones industriales y -más recientemente- los monocultivos ocupen su lugar. La historia de esta política económica es sangrienta. Muchos campesinos fueron expulsados o asesinados para que sus tierras quedaran disponibles. Además, esta política económica fue una de las causas de la prolongada guerra civil, y muchos campesinos fueron víctimas de la violencia entre la guerrilla y el Estado. Muchos fueron despojados de sus tierras y de sus vidas en el campo.

En las décadas de 1990 y 2000, bajo la presión de organizaciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, la economía colombiana (y el sector minero) se neoliberalizó. Se privatizaron empresas, se debilitaron las regulaciones y el sector se abrió a la economía internacional de libre mercado. Como en el resto de Sudamérica y en muchos otros países “pobres” o “subdesarrollados”, a partir de entonces la extracción la realizaron empresas multinacionales de países “ricos”. Éstas se embolsan con diferencia la mayor parte de los beneficios, pagan pocos impuestos al Estado colombiano (lo que debería conducir al “desarrollo”), mientras que la población local se limita a soportar el inmenso impacto medioambiental, social y económico, sin poder opinar sobre su propio futuro. Las políticas neoliberales internacionales, y en consecuencia la llegada de las multinacionales mineras, es un capítulo más en la larga historia del imperialismo que despojó a los campesinos de sus tierras, y destruyó sus recursos económicos, salud, paz y vida.

 

Colonización en 2023

La historia aún no ha terminado. Una vez más, hay interés de otros países por el territorio. Tres multinacionales obtuvieron permisos para explorar 36.000 hectáreas en busca de metales preciosos. Esta vez con el objetivo de iniciar la minería a cielo abierto, una forma de extracción que es mucho más perturbadora para la región en general que la minería subterránea por túneles que se realizaba anteriormente en Falán. Esto se debe a que en este tipo de minería, como su nombre insinúa, toda la montaña, incluido el ecosistema, se transforma en un “pozo”, un gran agujero sin vida donde antes había vida. Además, requiere una gran cantidad de agua, utiliza una gran cantidad de productos químicos peligrosos y genera muchos residuos tóxicos.

Cerro de la mina Pasco, Peru ©Simon Lenskens

Preocupaciones justificadas, pues, entre los habitantes de Falán. La exploración por sí sola suscita inquietud, ya que implica perforar agujeros a 200 metros de profundidad en la zona más amplia, lo que afecta a los flujos de agua subterránea y altera la vida en tierra. En Líbano, un pueblo situado a unos 25 km al suroeste de Falán, muchos agricultores se vieron obligados a marcharse después de que la apertura de la mina provocara escasez de agua. Para una comunidad que depende en gran medida de la agricultura, el agua y la salud del suelo son preocupaciones recurrentes. Los orgullosos agricultores hablan de lo fértil que es el suelo de esta región y del futuro que tiene el cultivo ecológico de cacao, café, guanábana, maíz, yuca, aguacate… la lista es interminable. Para muchos, ser agricultor no es sólo una profesión, sino una identidad y una forma de vida. Lo que está amenazado por la exploración minera no es sólo su fuente de ingresos, sino el modo de vida que han construido en y con su tierra. Lo que está amenazado es su hogar y quiénes son. 

La comunidad también expresa su preocupación por la biodiversidad. La zona de Falán contiene especies animales especiales que sólo se encuentran en esa región, incluidas algunas especies de aves y también la rana morada o rana púrpura. La pérdida de estas especies, y también de las que aún no se han descubierto, también es motivo de protesta. Todas estas razones confluyen. La preocupación por el agua y los suelos sanos necesarios para su producción, el desarrollo de una dependencia económica, la alteración de la biodiversidad y la destrucción de su hermoso hábitat se resumen en las palabras de Osiris Ocampo, habitante de Falán, “creo que la razón principal [de la resistencia] es el amor: el amor por el territorio”.

 

Un pueblo dividido

Sin embargo, no todos en Falán están preocupados. Las prácticas agrícolas a pequeña escala no aportan mucho en Colombia, los precios de las frutas y verduras son bajos mientras que cultivarlas implica un trabajo duro. Además, los agricultores pagan muchos impuestos y no reciben ninguna ayuda del gobierno. Este factor, junto con el alto índice de pobreza, hace que muchos esperen con impaciencia las nuevas oportunidades laborales que les prometen las empresas. 

En la vereda Cabandia (una vereda es un distrito dentro de un municipio), por ejemplo, Damaris y Nicolás están en solitario en su lucha contra los inminentes proyectos. Atribuyen el apoyo de sus vecinos al éxito de las prácticas de soborno de las empresas, por un lado, pero también al bajo nivel educativo y a la falta de acceso a la información sobre el impacto de la minería. Su vereda es la más alejada del centro del pueblo, donde se encuentra la escuela local. Por ello, muchos niños no van a la escuela y el nivel educativo en general es muy bajo.  

Por otra parte, otras veredas, como la vereda Santa Filimena, han optado por no apoyar la minería. Ninguna familia de allí da permiso a las empresas para perforar en sus tierras y colectivamente acordaron no trabajar para las empresas mineras, que contratan a varios residentes incluso antes de la fase de exploración.

 

Propaganda en la mochila

Sin embargo, la maquinaria propagandística funciona a toda máquina. Las empresas mineras de Falán van muy lejos para convencer a la población de sus proyectos. La multinacional Mirandagold es la primera en Falán en cuanto a estrategias de soborno. Ya han regalado machetes, comida y dinero a los campesinos de la zona. La empresa también donó una ambulancia al hospital local. Incluso crearon un juego especial para los niños de Falán el día de Halloween, con el que podían ganar chocolatinas. La empresa patrocina festivales, luces de Navidad y actividades divertidas. Otros niños recibieron juguetes con el logotipo de la empresa en sus mochilas a través de la escuela. Y la dirección donde queda ubicada la reserva natural ciudad perdida de Falán enviaban, regalos como licores, comidas, anchetas  invitaciones a reuniones con personas encargadas del proyecto, cosas que fueron rechazadas por las personas encargadas del manejo y la conservación de la reserva natural. Una empresa que llega a tales extremos para convencer a la población parece ocultar algo turbio… Lea más sobre las estrategias utilizadas por las empresas mineras para penetrar en sus proyectos aquí.

 

Resistencia y alternativas

¡Pero los Faláneses no se dejan! Apoyados por el Colectivo Ambiental Falán y Frías y el Comité Regional Ambiental en Defensa de la Vida, se organizan protestas con regularidad. Y ello a pesar de las intimidaciones y amenazas. Varios han recibido ya visitas intimidatorias de empleados de las multinacionales y uno de ellos fue incluso amenazado de muerte por la policía local tras iniciar una protesta. Pero ni siquiera eso les detiene. Entre los activistas, la voz es inequívoca: no queremos volver a repetir la historia de Falán. 

Acción de protesta en vereda Cavandia ©Damaris Perdomo

Tienen en mente un Falán muy diferente. Un Falán en el que la única explotación minera sean las ruinas coloniales de la Ciudad Perdida. Donde florece el ecoturismo y se revaloriza la agricultura.

 

¿Y ahora qué?

Las próximas elecciones municipales pueden ser importantes. Sólo un candidato, Miguel Rubio, se opone abiertamente a los proyectos mineros. A través de sus propios canales en las redes sociales, lleva años protestando contra los planes emergentes y concientizando sobre el impacto de la minería. Así que las elecciones de octubre serán decisivas. 

Lo que Falán necesita actualmente, según Luis Barreto Jiménez, del comité medioambiental local, puede resumirse en tres palabras: organización, educación y campañas. “Necesitamos organizar/unificar a los ecologistas desvinculados y enviar información correcta sobre el impacto de la minería en Falán y Frías mediante campañas ágiles, para contrarrestar la maquinaria propagandística de las empresas”, expone Barreto.

Luis Barreto Jimenez en Ciudad Perdida ©CATAPA

Actualmente se está trabajando duro en ello. Con Catapa, por ejemplo, se están recaudando fondos para trabajar en ello proyecto por proyecto. ¡La batalla aún no ha terminado! 

 


Este artículo es el resultado de un proyecto de investigación realizado por voluntarios del grupo de trabajo de estudio y presión de CATAPA en colaboración con el Colectivo Ambiental Falán y Frías. 

¿Te gustaría contribuir?

¿Te conmueve lo que lees y te preguntas cómo puedes contribuir a esta lucha? Una cosa muy real que puedes hacer hoy es hacer una donación para que se celebre el encuentro Derecho a Decir No en los Andes.

Este encuentro es la sexta edición de la semana de intercambio de organizaciones de CATAPA en otoño de 2023 en Ecuador: se trata de una semana de intercambio de conocimientos, habilidades prácticas concretas y estrategias entre las comunidades afectadas para evitar la entrada de proyectos mineros y hacer frente a los impactos de la presencia de empresas mineras en sus tierras. El encuentro fortalece a las comunidades en su lucha local y forja vínculos y alianzas que garantizan una lucha unida para proteger su Derecho a Decir No a la minería en la región andina.

La multinacional minera AngloGold Ashanti, desenmascarada durante el carnaval de Ibagué, Colombia

El pasado viernes y por 14ª vez tuvo lugar la Marcha Carnaval en Ibagué, Colombia. Es una fiesta, pero al mismo tiempo una manifestación, por la defensa de la vida, el agua y otros recursos naturales. Nuestra organización socia Comité Ambiental en Defensa de la Vida, junto con otros colectivos ecologistas, se moviliza para la marcha y año tras año diez de miles de personas participan para mostrar su oposición pacífica a la destrucción y contaminación de su territorio.

Estas marchas ambientales en Ibagué son conocidas por ser las más grandes de Colombia. Todo empezó en 2007, cuando se anunció que en Cajamarca se iba a abrir la mayor mina de oro de la provincia: la mina La Colosa, un proyecto de la multinacional Anglogold. Gracias a una fuerte oposición de los lugareños, el proyecto minero fue afortunadamente desestimado. Pero la misma multinacional sigue llevando a cabo otros proyectos extractivos en la región, a menudo disfrazados bajo otros nombres de empresa debido a su mala reputación. Por eso en todas partes de la marcha se podía ver ‘Quita la máscara‘, el lema central de la recién lanzada campaña campaign ‘Anglogold Nos Toca‘.

La campaña fue lanzada este mes por la Red de Personas Afectadas por AngloGold para denunciar y desenmascarar el comportamiento antiético y violento de la multinacional y exigir su salida del territorio colombiano. En una serie web con el nombre ‘Historias Quebradas’ desvelan las malas prácticas y secretismos de Anglogold en Colombia. Con ‘Fuera Anglogold’ los manifestantes dejaron claro el pasado viernes que la empresa ya no es bienvenida en su territorio.

Con música, arte, desfiles y disfraces estudiantes, sindicatos, colectivos y todo tipo de organizaciones políticas y sociales de toda la región del Tolima mostraron su resistencia contra la minería y el fracking en su región. Manifestándose y luchando por su derecho a decir no a los proyectos destructivos, uniendo a todos los que creen que el agua es más importante que el oro.

IV Encuentro Nacional de Vigilantes y Monitores Ambientales Comunitarios de Perú

Durante los días 22, 23 y 24 de marzo de 2023, varios Comités de Vigilancia Ambiental de GRUFIDES participaron en ‘El IV Encuentro Nacional de Vigilantes y Monitores Ambientales’ en Ayacucho junto a comités de las regiones de La Libertad, Pasco, Junín, Ayacucho, Chosica -Lima, Apurímac, Cusco, Moquegua y Puno.

El objetivo fue fortalecer nuestras capacidades y compartir experiencias de monitoreo del agua en zonas afectadas por la mineria. La delegación de Cajamarca fue la más numerosa de las presentes en el encuentro.

Para el Día Mundial del Agua visitamos la comunidad de Santa Fe, provincia de Cangallo, en las montañas de Ayacucho, a unos 4.500 metros de altitud. Allí, en una poderosa muestra de esperanza y desafío ante el impacto destructivo de la minería a gran escala en nuestras comunidades, representantes de las regiones de todo el Perú hicieron una ofrenda al lago y cantaron canciones de protesta.

Río que discurre junto a la comunidad de Sante Fe, en el que los comités de varias regiones realizaron varias pruebas para controlar la calidad del agua. Derechos de autor de la foto: CATAPA

Después, practicamos diferentes metodologías de monitoreo del agua a lo largo de un tramo del río que fluye junto a la comunidad de Santa Fe.

Aunque los resultados indicaron que el río está limpio y apto para el consumo, durante el encuentro se reveló que toda la zona de Sante Fe está concesionada a la empresa minera BHP, sin el conocimiento de la comunidad local. Según CooperAcción, el 27,8% de toda la región de Ayacucho está concesionada a empresas mineras, incluyendo al menos el 16% de la provincia de Cangallo, en la que se encuentra Santa Fe.

Mapa de concesiones mineras, región de Ayacucho, 2022. Derechos de autor de la foto: CooperAcción, 2022.

Durante los días siguientes, planificamos acciones para el próximo año y discutimos medidas para escalar y fortalecer nuestro movimiento a nivel nacional y regional de Cajamarca para el Derecho a Decir Sí al Agua y No a la Minería.

También se discutió la crisis política actual, particularmente en relación a la minería. Según Jaime Borda de Red Muqui, los primeros cien días de Dina Boluarte han visto una reactivación de la industria minera, con la amenaza inminente de que proyectos mineros abandonados como Conga podrían ser reactivados

Frente a esto, los representantes presentes lanzaron una declaración conjunta con varias demandas, entre ellas: la denuncia de los 49 asesinatos de hermanas y hermanos peruanos cometidos por parte de la policía y las fuerzas armadas, el reconocimiento por ley del trabajo y resultados de los comités de vigilancia del agua, la renunciación de Dina Boluarte, la convocatoria de nuevas elecciones generales y el inicio de un proceso constituyente con participación activa de los pueblos originarios y organizaciones sociales. Se puede leer la declaración completa aquí.

Paso a paso, a través de iniciativas como los comités de monitoreo del agua, las comunidades afectadas por la minería están aprendiendo más sobre nuestros ríos y sobre cómo podemos cuidarlos y protegerlos. 

Somos defensores y guardianes del agua que nos da la vida. Las instituciones estatales deben respetarlo y reconocerlo, y trabajar con nosotros para proteger nuestros recursos hídricos para las generaciones venideras.

Artículo escrito por Connor Cashell, CATAPA Global Engagement Officer Perú y voluntario de GRUFIDES.

Bibliografía 

 

Día Mundial del Agua: defendamos nuestro derecho al agua potable

Representantes de la comunidad de La Lucma siguiendo la ruta de uno de sus ríos locales. Derechos de autor de la foto: CATAPA.

Cada año, desde 1993, se celebra el Día Mundial del Agua para concienciar sobre la crisis mundial del acceso al agua y actuar en defensa de nuestros derechos.

Según la ONU, más de 2.000 millones de personas siguen sin tener acceso a agua potable. La situación es crítica en la provincia de Cajamarca, una de las regiones de Perú con mayor número de viviendas sin acceso a agua potable. El 42% de las viviendas de la ciudad de Cajamarca carecen de acceso a agua apta para el consumo humano.

Una de las causas que impiden a los cajamarquinos acceder a su derecho fundamental al agua es la minería a gran escala… Entre finales de octubre y principios de noviembre de 2022, toda la ciudad de Cajamarca sufrió una grave escasez de agua potable. Según varios informes, esto fue causado por una disminución en el suministro de agua de la represa de Río Grande, controlada por la empresa minera Yanacocha. Durante este tiempo, varios ciudadanos y periodistas denunciaron haber visto agua muy contaminada y peces muertos en la zona de captación de la presa de Río Grande.

En este contexto, GRUFIDES y CATAPA han estado trabajando juntos desde 2020 en una serie de proyectos que tienen como objetivo proporcionar a las comunidades locales afectadas por la minería las herramientas para crear sus propios comités para monitorear la calidad de sus ríos.

Este proyecto ha sido esencial para construir la autonomía y el conocimiento de las comunidades locales dentro de Cajamarca para tomar el control del monitoreo de su suministro de agua y exigir el derecho al agua potable segura y saludable a las autoridades locales. En lugar de laboratorios o agencias gubernamentales, esto pone el poder y el conocimiento directamente en manos de las comunidades locales para cuidar de sus ríos y tomar decisiones colectivas en defensa de sus territorios.

¿Quién conoce mejor sus tierras y sus ríos que las comunidades que han vivido allí durante generaciones?

Bambamarca: la construcción del conocimiento colectivo y el Derecho a Decir No

Estos comités de vigilancia del agua han actuado como catalizadores de la resistencia organizada de las comunidades contra nuevos proyectos mineros. En marzo de 2023, GRUFIDES visitó la comunidad de La Lucma en Bambamarca, a pocas horas al norte de la ciudad de Cajamarca. En una reunión muy emotiva, representantes de la comunidad local compartieron sus experiencias y participaron en un taller de monitoreo del agua. Varios testimonios afirmaron que numerosos proyectos mineros han causado que haya altos niveles de contaminación de sus ríos, infectando a los niños con envenenamiento por mercurio e impactando en la agricultura de la que depende su sustento.

Como parte de la visita, el grupo recogió varias muestras a lo largo de un tramo de treinta metros del río. El proceso de recogida de muestras es muy accesible y sencillo en la práctica. Los participantes recogen colectivamente muestras de agua en varios puntos del río con una malla. La tierra del fondo de la red se vierte luego en una bandeja larga, para analizar qué macroinvertebrados bentónicos (animales acuáticos sin columna vertebral que pueden verse sin usar un microscopio) están presentes. La presencia de determinados macroinvertebrados es un indicador importante de la calidad del agua, ya que algunos sólo pueden sobrevivir en agua dulce y limpia, o viceversa en condiciones muy contaminadas.

Desde el primer momento quedó claro que el río estaba muy contaminado por los proyectos mineros. El río era de color naranja, con un fuerte olor de productos químicos. De hecho, la presencia de macroinvertebrados en las muestras era nula. El río está tan contaminado que nada es capaz de sobrevivir en el agua de la que depende toda la comunidad de Bambamarca.

Grupo de la comunidad local de La Lucma supervisando las condiciones de su río local. Derechos de autor de la foto: CATAPA.

Tras el proceso de recogida, el grupo volvió a reunirse para registrar los resultados, compartir sus testimonios y decidir colectivamente el camino. Los representantes firmaron un acuerdo en el que declaraban que llevarían los resultados a la comunidad en general para impulsar la organización colectiva de varios comités de vigilancia del agua que se declaren su derecho a decir no a nuevas invasiones de las actividades mineras y exigieran a las autoridades locales que tomen medidas.

Próximos pasos: organización para la defensa de los territorios y el derecho al agua potable

Con motivo del Día Mundial del Agua, GRUFIDES convocará un foro de diálogo en la ciudad de Cajamarca para proporcionar una plataforma para que los defensores del agua compartan sus testimonios, analicen la crisis del agua y exijan el derecho al agua limpia y segura en Cajamarca.

Los comités de vigilancia del agua de todo Perú también se reunirán en Ayacucho del 21 al 25 de marzo para compartir experiencias, comparar metodologías y fortalecer la capacidad de los movimientos que luchan por el acceso al agua potable en sus territorios.

Artículo escrito por Connor Cashell, actual GECO (Global Engagement CATAPA officer) en Cajamarca, Perú.

 

Bibliografía

Instituto Nacional de Estadistica e Informatica, Perú (2020). Perú: Formas de Acceso al Agua y Saneamiento Básico. (Accessed: 20 March 2023)

MAS-Cajamarca (2014) Niña recita hermoso poema contra proyecto Conga (Cajamarca) 6 August. (Accessed 20 March 2023)

Stakeholders Sostenibilidad (2022) ‘Cajamarca, la tierra de Pedro Castillo, sufre por falta de agua potable’, 2 November 2022, Stakeholders. (Accessed: 20 March 2023).

United Nations (2023) Dia Mundial del Agua, 22 Marzo. (Accessed: 20 March 2023).

El “Greenwashing” de la industria minera

El ‘Greenwashing’ de la industria minera

Un hogar cálido, un coche propio y el último smartphone; muchos de nosotros estamos acostumbrados a una vida de lujo. Para seguir satisfaciendo todas estas necesidades, tenemos que hacer una transición energética. El tan elogiado “acuerdo verde” abre la puerta a alternativas ecológicas como los coches eléctricos y los paneles solares. Pero, ¿son estas alternativas realmente tan verdes y nuestras necesidades tan indispensables?

Según el grupo de acción YLNM (Sí a la vida, No a la minería) no lo son. Recientemente han publicado un comunicado de prensa “En primera línea de la extracción de litio” en el que dan la voz de alarma. En particular, denuncian la drástica expansión de la minería en nombre de la energía verde. La minería equivale a la violación de los derechos humanos y a la destrucción de ecosistemas cruciales. Todo menos verde.

“La UE debe despertar y fijar un objetivo de reducción del uso de materiales en dos tercios para que el Pacto Verde Europeo no se convierta en otra nota a pie de página en la historia de la destrucción del planeta”, afirma Meadhbh Bolger, de Friends of Earth Europe.

Europa

La UE debería reducir la extracción de recursos naturales en un 65%. Esto es lo que Friends of the Earth Europe y el European Environmental Bureau (EEB) afirman en un reciente estudio titulado “La minería verde es un mito”. Europa ya utiliza una cantidad desproporcionada de recursos naturales disponibles. De hecho, la huella material de la UE se sitúa actualmente en 14,5 toneladas per cápita, aproximadamente el doble de lo que se considera un límite sostenible y equitativo, y muy por encima de la media mundial.

A pesar de estas cifras alucinantes, el European Green Deal no hace más que llevar la minería más allá. El uso de coches eléctricos individuales no es en absoluto una solución. Se espera que la demanda de litio en la UE a través de las baterías, por ejemplo, para los coches eléctricos, aumente en casi un 6000% para 2050.

Vienen y destruyen todo. Dicen que traen trabajo y comida. Pero eso es sólo por hoy. Mañana volveremos a tener hambre.

Promesas vacías

La industria minera suele estar en manos de multinacionales que se preocupan muy poco por los derechos de la población local. En el video de la conferencia de prensa de YLNM una mujer indígena dice: “Vienen y lo destruyen todo. Dicen que traen trabajo y comida. Pero eso es sólo hoy. Mañana volveremos a tener hambre”.

Los indígenas suelen ser el ejemplo de un estilo de vida sostenible. Sin embargo, son precisamente estas comunidades y entornos los que se abandonan, y ello en nombre de la energía verde. En muchos casos, los proyectos de litio se imponen a las comunidades locales. No hay transparencia ni decisión democrática. La industria minera está entrelazada con la política local y a menudo consigue el apoyo de los políticos locales. Además, a veces consiguen el apoyo de organizaciones internacionales de desarrollo para promover la “minería verde”. Pero la minería verde no existe.

El agua vale más que el litio

Además de violar los derechos humanos, la minería también destruye los ecosistemas. La extracción y el procesamiento del litio causan daños permanentes e irreversibles en los sistemas hídricos. Las minas no sólo afectan a los cursos de agua y a la calidad del agua, sino que también fragmentan el paisaje, haciendo casi imposible medios de vida más sostenibles como la agricultura y el turismo. Por ejemplo, el desierto de Atacama, en Chile, está perdiendo poco a poco sus últimos recursos hídricos debido a los efectos de la minería del litio. Chile tiene la mitad de las reservas mundiales de litio y casi todas sus exportaciones se extraen actualmente del desierto de Atacama, el lugar más seco del mundo.

Necesidad de un cambio de comportamiento

Estas son conclusiones horribles. Por suerte, muchos grupos de acción proponen una serie de alternativas concretas para limitar al máximo la extracción y limitar los daños futuros.

Es crucial un cambio drástico en nuestros hábitos y consumo. La demanda de energía y materiales tiene que disminuir considerablemente. Esto puede conseguirse potenciando al máximo el transporte público, ofreciendo alternativas a los coches personales y prestando más atención a la reparación, reutilización y reciclaje de baterías y otros productos.

Además, es importante informar objetivamente a las comunidades locales sobre las consecuencias de la minería. La población debe tener derecho a decir no si no está de acuerdo con el proyecto.

El cambio climático debe abordarse desde una perspectiva holística y de justicia medioambiental. La minería es destructiva, no sólo desde el punto de vista ecológico sino también humano. Estos elementos deben ser reconocidos y las políticas deben abordarlos de manera significativa.

Por último, hay que acabar con la impunidad de las empresas. Los tratados vinculantes deben mejorar las empresas y los derechos humanos. Si no se cumplen, deben imponerse sanciones. Para garantizar esto, se necesitan normas sensatas de protección medioambiental y social.

Debemos ser conscientes de que estos enfoques “verdes” del European Green Deal se presentan a menudo como innovaciones, pero en realidad representan modelos destructivos que promueven una transición injusta y desigual. ¡No debemos dejar que se llegue a ese extremo!

Artículo escrito por la Catapista Helena Spriet

Fotos de Sebastian Pichler via Unsplash